Mi primer amor.

Capítulo 10

Mi cumpleaños llegó, quise celebrar mis 14 dando una fiesta, invité a toda la escuela, a esa altura ya era amiga de todos, la fiesta era Black and White, todos estuvieron ahí, todos menos Mariano, pero prefiero detallar más.
Pedí uno de los clubes de la familia para el fin de semana, piscina, buena música, de día, mucha gente y alcohol, hice mi entrada, con un llamativo vestido rojo, destapando un champagne que salpicó espuma a todos, mientras estaba subida en la caja de una camioneta: "Que comience la fiesta" grité mientras la música empezaba a sonar.
Luci y Sofía se acercaron a mí a decirme lo que me esperaba.
- Mariano no llegó- dijeron al mismo tiempo.
- No esperaba que llegue tampoco, ¿Qué hacen ahí paradas? ¡Vamos a festejar!- dije sirviendo champagne en una copa para darle un trago.

Me subí al escenario y le pedí un micrófono al DJ.
- Buenas noches, ¿La están pasando bien?
Se escuchó la afirmación de todos al unísono.
- ¡Como a mí me encanta festejar mi cumpleaños, espero que ustedes lo disfruten tanto como yo! Así que aquí les va un regalito especial para todos ustedes que me dan el placer de estar aquí conmigo.
Los que trabajan en la barra de tragos aparecieron con cajas llenas de champagne y vodka para todos, yo por mi parte volví a destapar una botella de cada bebida y le tiré a los que estaban frente a mí.
- ¡Y también queda habilitada la piscina para todos!- dije mientras dejaba el micrófono en la cabina del DJ y corría para lanzarme al agua.

Todos me siguieron lanzándose, yo después de un tiempo me salí y fuí a ver si tenía algún texto de Mariano, un saludo o algo. Si lo tenía, aparecía cuando la noche empezaba a caer, ya eran casi 20 horas desde que cumplía años y él aparecía con una invitación a fugarme de mi propia fiesta,  veinte minutos no le harán daño. Me fuí, no le dije a nadie,  me fui corriendo, con el calzado en la mano, subí a su vehículo, le aclaré de los veinte minutos, me miró como si le causara ternura, y me besó, así sin más, sin saludarme, solo así.
Condujo algunos kilómetros y se paró en un mirador de una ruta poco transitada, saco un cigarro de marihuana de la guantera.
- Feliz cumpleaños.- Dijo mientras lo acercaba a mí.

Lo miré con detenimiento, no entendía porque lo sacó, nunca ví uno tan de cerca.

-¿Festejamos?

Agarró un encendedor, le dió una probada y lo estrechó, mi cara debió expresar que tenía completo desconocimiento de eso. Me explicó. Lo probé. Lo terminamos.

Los efectos los comencé a sentir, eran leves, le dije que me llevara a la fiesta. Ya habían pasado mucho tiempo.

Llegué, no parecía que me hubiera ausentado, gracias a Dios. Era un lugar muy amplio, entre tanta gente sería imposible encontrarme aunque no me hubiera ido.

Las chicas se acercaron.

-Ahí estás ¿Dónde estuviste? ¡Te buscamos hace 2 horas!- Dijo Lu

¿Dos horas? ¿Cómo es posible que tanto tiempo haya pasado?

-¿Estuviste llorando? Tienes los ojos rojos ¿Es por Mariano? Si sabes que no importa, enfócate en los que están.- Me dijo Sofi al ver que no respondí.
-¡Ay por Dios, no! ¡Vamos a disfrutar!

Estaba en un verdadero viaje, sentí que volaba cuando estaba en la pileta, o cuando caminaba por el césped, o por cualquier cosa, a la vez era tan relajante, sin presiones.

La fiesta terminó, no recuerdo algunas cosas, seguí bebiendo, el efecto no se iba, o quizá era el alcohol. Mariano se ofreció a llevarme, acepté, me fuí sin que me vieran.
Me subí, y volvimos al mismo lugar, su descapotable nos permitió ver el cielo estrellado, con los asientos reclinados. Él, yo, el cielo, nosotros. Fue un pequeño lapso lleno de perfección, los dos estábamos en un viaje, juntos, besándonos y viendo el cielo.
Luego de un tiempo tuvimos que volver, ya estábamos un poco mejor. Condujo hasta mi casa y me dejó, ya era de madrugada, las 3 a.m. en mi casa no me esperaron, sabían que haría ésto, me bañé y me acosté con la bata, me sumergí en un sueño muy profundo.