No me gustaba la manera en la que me miraban, pero al menos disfrutaba de que existiera un motivo para ser criticada, y que al menos no fuera porque sí. Como lo fue siempre.
Apenas tocó el timbre del recreo, las chicas que siempre me molestaban se acercaron a mí con sus falsas sonrisas.
-¿Y esto?- preguntó una de ellas tomado con su horrible y sucia mano uno de mis mechones de pelo.
-Nada que te importe- contesté empujándola y yéndome de allí lo más rápido que pude.
Nada ocurrió. Al menos hasta la salida.
Apenas salí de allí me empujaron al suelo y entre todas trataron de cortarme el cabello.
-¡Por favor no! ¡Se los ruego!- grité a todo pulmón mientras estaba tirada en el piso, casi inmóvil, tratando de escapar.
No importaba cuantas patadas o cuantos golpes tratara de darles, incluso entre los varones me sostenían entre risas e insultos.
-¡Alto!- una voz de mujer gritó con fuerza.
Todos se detuvieron.
Mi madre empujó a todos y me ayudó a levantarme.
No me habían llegado a hacer daño físicamente, pero en mí... Algo ya había cambiado. Algo que no podía contener y que me hacía sentir muy mal.
Apenas entre a mi casa, cerré la puerta de mi habitación y la trabé, nadie trató de entrar. Mi madre, al parecer, sabía lo que sentía.
Me tiré de cara contra la almohada y comencé a llorar desconsoladamente. No quería salir de allí, no quería volver a verlos, no quería saber nada sobre la escuela o con algo relacionado.
Un ruido en mi computadora me alertó.
Di media vuelta y la mire de pura curiosidad, tampoco tenía ánimos para estar navegando en la web.
Me había llegado un e-mail de uno de mis compañeros sobre una página: Sala Samobójców
-"Sala suicida"- susurré mirando la pantalla- ¡Malditos!
Me puse de pie y tiré todo lo que estaba en la mesita de luz, incluida la lámpara, que se hizo mil pedazos en el suelo.
-¿Quieren que entre a esa maldita pagina? ¿Quieren que me mate?- pregunté en voz alta sosteniéndome la cabeza con furia- No me mataré, pero les aseguro que no me volverán a ver.
Me acerque nuevamente a la computadora. Al menos entraría a esa página, para ver a que clase de cosa me querían hacer entrar para burlarse de mí. Al menos tenía que estar enterada sobre aquella sala de suicidas.
Un muro, lleno de videos de suicidios, y personas... ¿Suicidas?
Mire con repugnancia todo aquello, uno me agrego a mi casilla de e-mail y pusimos webcam.
Era una joven de unos 17 años, de pelo negro y maquillaje extraño. Un estilo que pocas veces se veía... Un estilo ¿emo?
-¿Y ese cabello?- me preguntó riéndose.
-¿Y esa página?- pregunte con su misma expresión de voz.
-¿Eres una curiosa? ¿O una suicida?- preguntó riéndose.
-Hoy mis compañeros me maltrataron, mi madre me salvo de una tragedia y llegué llorando a mi casa... ¿Lo primero que veo? Que mis compañeros me enviaron esta página...
-Entonces eres un poco de ambos- contestó riendo.
-¿De ambos?- suicida no era, y lo podía asegurar.
-De ambos, claro, todo empieza con insultos, mensajes de odio... Luego sigue con odiarlos, dejar de ir a la escuela... Luego, no salir siquiera de tu casa y por último, ver inútil tu vida y querer morir- explicó fríamente y como si tuviera resentimiento.
-Me llamo Sylvia- me presenté dándome cuenta, que era probable que lo que me dijo, le había ocurrido a ella.
-Yo Rahel- contestó sin quitar su cara de tristeza- No estás sola Sylvia... Nosotros sabemos que se siente.
-¿Nosotros?- remarqué creyendo haber escuchado mal.
-Si... Nosotros- contestó con una sonrisa.
Cerró la conversación y me quedé helada frente a la pantalla de la computadora. Todo había empezado por un e-mail... Y ahora, estaba recibiendo una serie de páginas y foros de esta tal "Rahel" que había pasado alguna vez por lo que pase yo.
No le tenía confianza... La creía loca. Pero por otro lado... Tenía curiosidad, y me sentía sola con lo que pasaba. Mi madre habiendo visto lo que me ocurrió no había sido ni siquiera capaz de hablar conmigo, mi padre, no me creía.
Jamás creí que Sala Samobójców cambiaria mi vida.
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Sylvia.
FanfictionSylvia es una adolescente común y corriente que después de muchos problemas con su familia y en su escuela, se convierte en una joven suicida, que decide permanecer en las 4 paredes de su habitación el resto de sus días... Allí es donde encuentra la...