Me Enamoré de su Infierno.

La chica fresa y su flor

He salido un par de veces con Rafael, es un tipo genial, siempre está cuidando mi hombro por mi.

Ya no tengo miedo de que Simon aparezca, me da casi igual.Fueron dos veces las que soñé con aquellos dos, esos hermanos me volvían loca.

Claro que Rafael me volvía loca para bien, en cambio Samuel, era como estar en el Infierno.

Y yo que había sido tan correcta en mi vida, no me merecía tantos castigos, o creo que alguien piensa lo contrario.

Igual tengo a mi Ángel, Rafael.

Hoy se ajustan los tienta días desde que nos conocimos, cuando me levanto ya me encuentro con una flor sobre mi cama.

Es hermosa, cada día que pasa, así sea con Samuel jodiendome todo el día, me siento más feliz, me emociona verle.

Ya, sé que algo estoy haciendo mal, una cosa es que no le he dicho del beso que su hermano me robo, aveces quiero sincerarme pero para e que no soy capaz, además que creo que lo mataría por haberme tratado tan mal después.

Me levanto con la rosa en mano y sonriendo, estos momentos de felicidad los aprecio, mucho.

Hoy sé que ni con Samuel delante con esas sonrisas que pone cuando quiere molestarme,va hacer que mi felicidad se evapore.

-La Chica Fresa y su flor, junto con sus pétalos caídos, se marchitan cada vez más.- se ríe, es un idiota.

He decidido que la mejor forma de cabrearlo es ignorarlo, le jode tanto que no le prestan atención que las discusiones termino ganándolas yo con mi silencio.

-Piensas hacerme otra vez la ley del hielo.- dijo parándose frente a mi, justo en la cocina cuando estaba tratando de prepararme un batido de fresas.

-Eso es un sí, supongo.-dice y creo que ya se ha dado por vencido.

Samuel recorre la habitación en busca de su celular, lo toma y escribe un mensaje.
Al cabo de un minuto dice:
-Sky, Rafael está mal.

-¿Qué?.- pregunto y añado un poco preocupada.-¿Qué le pasa?

Él comienza a reír como el idiota que es.

-Sabía que eso te haría hablar, cielito.- sonríe.-Soy el ganador, otra vez.

-Si, tú siempre.-ironicé.

Hoy era un día estupendo y no dejarai que Samuel arruinara todo.

-Bueno, cielito ya son treinta días.- se acercó más.- Y estoy muy feliz de que no nos hayamos asesinado.

Sabía que todo lo decía era en son de broma para molestarme porque Rafa me había hecho un detalle dejando una flor en mi almohada, era sorprendente que Samuel la hubiera visto y no hubiera botado.

-Si, en eso estoy de acuerdo con que en poco más, enterraremos a alguien y no seré yo claramente.

-Bueno ya vino tu amado, Rafaelito.-dijo abriendo la puerta.

-Hola, Dam..Samuel.- dijo Rafael un poco
¿Preocupado?.

-Si Hola también para ti, pequeño Idiota.- Samuel estaba casi a punto de golpear en la cara a su hermano.

-Hola, Sky.- me sonrió Rafael y yo le devolví el saludo con la misma alegría.

Él sabía que hoy era un día especial que y yo compartía ese sentimiento de fecilicidad, hasta que Samuel tuvo que abrir su boca.

-Ahora si que quieres esta vez.-murmuró Samuel.
Y no logre entender a que se refería.

-Esta vez no te metas donde nadie te quiere a ti.-Rafael estaba tan enfadado que tenía dos puños conteniéndose para que no chocarán con la cara de Samuel.

No entendía el tipo de relación que tenían, pero parecía que se odiaran desde ya tiempo.

-Sky, ¿Quieres comer fuera?.-Rafael era un ángel cuando se dirigía a mi.

-Claro, iré a cambiarme.-dije saliendo para poder arreglarme un poco, con miio a en manos entre al baño.

Estaba saliendo cuando Rafael dijo:

-¿Qué no te das cuenta que no siente nada por ti? Olvídala es lo mejor para nuestros encuentros futuros.

-Solo que tú fuiste quien me metió aquí, así que ahora te aguantas.-Samuel salió golpeando la puerta.

El  desayuno fue en mi cafetería favorita,aunque solo nos conocíamos treinta días yo sentía que ya nos conocíamos lo suficiente como para llevarlo al siguiente nivel.

-Entones lo sabes todo de mi, mi madre murió en el parto, mi padre nos abandono, nunca supe de él y por el soy huérfana y he vivido toda mi infancia y parte de mi adolescencia en ese Orfanato de mierda, porque nadie quiso hacerse cargo de mi. Y aquí estoy con una beca grandiosa pudiendo estudiar la carrera de mis sueños.

-Si, pero esa no fue mi pregunta Sky.-Rafael aprendió las manos y tomo las mías entre las suyas.

Estaba atónita de sus movimientos, de su tranquilidad que tenía para controlarla situación.

Yo era todo nervios pero él era la calma.

-¿Qué quieres saber de mí?.-preguntó.

-Lo que tú quieras que yo conozca.-dije, mis manos parecían que sudaban y las retire, tampoco quería que pensara que soy una chica débil que no puede ni con una conversación.

Bueno el motivo en realidad, era que no creyese que soy un puto asco, con el cabello despeinado, la top más común del universo y mis manos llenas de sudor.

-Es que quiero que lo sepas todo,Sky.-dijo y yo me derretía cada vez más.- Así que ¿Qué quieres saber de mi, Sky?

-¿Porque te llevas tan mal con Samuel?.-pregunté sin pensarlo dos veces, porque seguro me arrepentiría.

Como lo hice, justo ahora.

Creo que si me hubiera visto en un espejo ahora mismo solo vería rojo.

Me avergoncé muchísimo más, cuando vi que sus facciones cambiaron para mal.
Parecía triste y furioso a la vez.

-Él me robo a la persona que yo amaba.- dijo y continuó.-Él no supo cuidar de la chica que yo amaba; me aleje de él, pero cometió más errores por los que ahora está a prueba.

Un mensaje llegó a su celular en eso momento, y aunque yo también quería escapara de la situación en que lo puse, no quería que se fuera de mi lado, me sentía segura con el.

-Necesito hacer algunas cosas,vamos que te dejo a a casa.-tomo mi mano y me guió hasta mi apartamento.

Tenía varios deberes por terminar para el Lunes, así que no me molesto, además de que yo fui la que cago el momento.

-Hasta mañana, Sky.-dijo y se aproximó a mi, pero me asusté tanto que no nos fuéramos a ver en mucho tiempo que cuando sus labios iban a topar mi mejilla me vire y tome sus labios con los míos.

Él no se resistió más, y me plantó un beso que me revivió, me recargo todas mis energías.

Cuando lo solté y él accedió, ambos nos sonreímos.

Y nadie daño el momento, el se fue y yo estaba feliz hasta que vi a Samuel parado en la puerta.