La nieve es unos de los mejores ejemplos del invierno, una representación clara de una estación tan hermosa.... Y sin embargo, a Donghae no dejaba de lastimarle.
Sus pies apenas hacían el esfuerzo de levantarse cuando la capa blanca del suelo los cubría, como las raíces de los árboles la tierra. Sus ojos perdidos en la punta de sus calientes botines, y sus manos descubiertas, escondidas en los bolsillos del acogedor saco; de pronto su hombro choco con el de alguien más que termino en el suelo sin previo aviso. Donghae rápidamente reaccionó y estiro su mano hacia la persona, que resultaba ser una chica total y absolutamente cubierta de abrigos.
-Lo siento señorita- dijo apenado, haciendo infinidad de reverencias. Un hombre alto, más no imponente, se acercó a ellos y comenzó a sacudir la ropa de ella mientras le preguntaba si estaba bien.
-No es nada, solo no me fije por donde iba- dijo la chica, mirando por primera vez a Donghae. –No se disculpe, fue culpa mía.
Los labios del menor se quedaron congelados, y no precisamente por el frio. A un metro de distancia una figura femenina vestida con una chaqueta y pantalones ajustados, iba aproximándose abrazada de otro chico derrochando amor a plena vista. Cuando ella se percató de él, también se quedó estática.
-Donghae, ho-hola- el aludido no pudo responderle al momento. –Ah... ¿estás bien Jin?
La joven de antes asintió convencida. Pero cayendo en cuenta del ambiente tenso, movió sus ojos entre ellos. -¿Se conocen?
El silencio fue atroz, como una mala escena, hasta que...
-Im So- mascullo Donghae dolido.
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-¿Cómo has estado?
-No creo que realmente te interese ¿cierto?
-¡Te equivocas! Lo pregunto enserio.
Los ojos chocolate miraron a Im So curiosos, interesados de hecho. Luego de su encuentro ella le pidió tomar un paseo a solas, y hasta el momento Donghae no sabía porque había aceptado exactamente.... ¿Quizás era masoquista?
-Estoy bien- suspiro desganado.
-Cuando te vi toparte con Jin-ah no lo parecías. Te ves enfermo.
-Ya dije que estoy bien, no tienes que preocuparte. TÚ Y YO no somos nada.
Im So aparto un mecho de su rostro y lo coloco detrás de su oreja, nerviosa e indecisa. Ambos caminaban por las calles blancas, y cuando cruzaron la plazuela ella pudo visualizar el evento que se llevaba a cabo.
-¡Eh, mira Donghae-shii!- le grito emocionada, señalando hacia allá. –¡Tenemos que hacer eso!
Donghae volteo a verla incrédulo y artículo del mismo modo: -No hablaras en serio ¡No somos amigos, ¿Por qué deberíamos?!
-Oh vamos, dijiste que vendrías ¿Qué te cuesta divertirte un poco? ¿O es que no sabes patinar?- sin permitirle al pelinegro responder, lo arrastro hasta la pista que la helada había hecho por su cuenta sobre la plaza. Cerca había una mesa con voluntarios ofreciendo patines por una baja cantidad de wons, a los que Im So pago por dos pares.
-No quiero hacerlo.
-Cuando te conocí eras más intrépido ¿Qué te paso, ah? ¿Estar casado acaba con tu sentido de la diversión?- ella termino de ajustarse los cordones y enseguida se deslizó por el hielo.
-¡No hables tan alto!
Ignorándolo, exclamó: -¡Ven aquí!
Donghae la miro molesto, pero cuando se dio cuenta ya estaba a su lado. La gente de Seúl se divertía a lo grande, algunas familias enseñando a sus pequeños, y algunas parejas haciendo el tonto juntos. A pesar de la cantidad de gente reunida, podía decirse que había el espacio suficiente para iniciar una persecución, según Im So.
-¡Yaah! DEJA DE CORRER O TE CAERAS- grito un desesperado pelinegro, siguiendo a esa mujer que más parecía una niña irritante. -¡Basta, para ya!
-¡No quiero!
Donghae no era muy bueno con patines, tal vez en total solo había intentado aquello una o dos veces... ¡cuando era un niño! Razón segura por la que su trasero terminó sintiendo el frio helado sobre la ropa. La risa de Im So le hizo levantarse colérico, y en el fondo quería cerrarle la boca.
-Deja de reírte ¿quieres?
-¡No, no quiero! Bien dijo Hyuk que eras torpe.
-¿Disculpa?
-¡Tu esposo lo ha dicho! Ahora veo que es verdad.
Donghae frunció el ceño, ¿asi que era torpe no? pues iba a demostrarle que no era asi.
-¡Te reto! Vamos a hacer una carrera, si yo gano tendrás que hacer algo por mí.
Im So lo miro indiscreta, elevando una de sus finas cejas. -¿Hablas de verdad?- Una sonrisa maliciosa hizo aparición en su labios -¡Hecho! Serán dos vueltas alrededor ¡Quien llegue primero a ese farol gana!
Colocándose en posición, y luego de tambalearse varias veces, ambos gritaron al mismo tiempo: -¡Ahora!- sus pies se movían con rapidez rayando el fino hielo, esquivando a las demás personas que llegaban a atravesarse, saboteándose mutuamente para tratar de hacer caer al otro.
-¡Eh Donghae, que eso es trampa!- chillo Im So cuando fue levemente empujada hacia un carrito de café.
Donghae elevo más sus comisuras, sus ojos brillaban por la emoción y las ganas que tenia de ganar, dentro de él se encendía una llama que hacía un año fue extinguiéndose, era ese fuego interno del alma de un niño competitivo. Cuando vio cerca el farol y su victoria, quiso acelerar el paso, pero una sombra fugaz lo esquivo y pudo ver con sorpresa a la chica sosteniéndose del faro para no caer.
-¡Yo gane!- grito, derrumbándose sobre la nueve.
El pelinegro se sacó con furia los patines y fue andando sin ellos hasta Im So. -¿Cómo has hecho para llegar?- gruño, mirándola desde arriba.
Ella comenzó a reír, y levantando la cabeza señalo hacia su esposo que se encontraba a varios metros de distancia, sonriendo con los brazos cruzados sobre el pecho. –Me han dado un impulso- dijo jovial. –Y ahora me debes un favor.
Bufando, Donghae aparto la mirada de mala gana. No era un mal perdedor, pero saber que esa chica a quien particularmente en un pasado no muy lejano, le habría gustado asfixiar, le había ganado en una carrera, simplemente le hacía rabiar por dentro.
-Anda, suéltalo. ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Humillarme?
-Eso ya lo he hecho- sonrió, para luego ponerse seria –En realidad solo deseo una cosa. Quiero que me escuches Donghae-shii, me gustaría decirte algunas palabras.
Los ojos casi se salían de sus cuencas, ¿Qué quería que? No le parecía cuerdo, es más, ¡No le parecía real! Asi que inquirió: -¿Hablar de...que?
-Eso tendrás que averiguarlo. ¿Lo harás?- interrogo incorporándose.
¿Lo haría? Se atrevería a escuchar. Últimamente, parecía que sus oídos no funcionaban, ¿sería diferente con ella?
Uyyyy miren ¡Quien aprecio!
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Tan fríos como invierno
FanficIntroducción: La segunda parte de Juego, truco para conquistarte No todo en una relación puede ir bien, tampoco significa que pasaras un infierno, pero tienes que superar infortunios para alcanzar el cuento, que aunque no es de hadas, si contiene...