Capitulo 3.

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El incesante sonido agudo al lado derecho de mi oído  y la posición incómoda en la que me encontraba hacia imposible que volviera a poder dormirme. Aunque mis ojos no estaban abiertos y sentía mi cuerpo extraño, era consciente que toda mi extensión estaba entumecida y adolorida.

Un rayo de luz golpeo de lleno mis ojos cerrados, haciendo que mis retinas dolieran y me obligara a abrir los ojos de forma entrecerrada y con el ceño fruncido por acto reflejo. Recorrí toda la habitación en la que me encontraba con la mirada, y solo pude caer en cuenta de que el lugar me resultaba desconocido. La confusión era tan grande que ignoraba el hecho de que la habitación era de hospital.

¿Como rayos llegue aquí?

El recuerdo de aquella noche y de aquella bestia me dieron de lleno en el cuerpo, como si fuera un golpe en el costado derecho que te deja sin aire. Recorrí toda la extensión de mi cuerpo y un nudo se instalo en mi pecho. Estaba cubierta por una delgada y frágil manta de tela que me cubría del pecho para abajo, mis brazos estaban al descubierto asi que podía ver todas las agujas que me perforaban la piel y esas incontables vendas manchadas de sangre seca en mis brazos, cubriendo todas mis heridas abiertas por las garras de aquella cosa.

Mi corazòn martillaba mi pecho con violencia al recordar a Brandon, Louis, Zara y Ryan. ¿Sabìan que estaba aquí?, ¿ellos estaban aquì...? Quise gritar el nombre de alguno de ellos como una loca desamparada con la esperanza de que alguien, quien fuera, entrara por esa puerta, pero la voz se atoro en mi garganta. El dolor estallo en todo mi cuerpo y apretando con fuerza mis ojos para aguantar el dolor lleve una mano a mi boca, sintiendo un tubo que pasaba por mi boca hasta mi tráquea.

En ese momento, sentí como me faltaba el aire. De repente, me resultaba imposible llevar el aire necesario a mis pulmones. Empecé a emitir extraños y escalofriantes chillidos mientras luchaba por hacerlo. La desesperación, el miedo y la impotencia se mezclaron en mi pecho y me dificulto más complicada la tarea de mantenerme viva. El incesante pitido que antes me había despertado empezó a acelerarse con suma rapidez, tanto que caí en cuenta de que era el sonido de mi corazón y de que si no llevaba aire a mis pulmones o me calmaba, iba a morir.

Intente hacer una de esas dos cosas, pero me fue imposible. Y en ese momento, la puerta se abrió de golpe. Unas señoras vestidas con una bata blanca entraron a la habitación con rapidez. Quise pedirles que me ayudaran, quise rogarles que no me dejaran morir, pero solo podía mirarlas mientras intentaba respirar con normalidad. Estaba teniendo un claro ataque de pánico. Estaba entrando en una face de vida en la que solo he entrado muy pocas veces. Desde hace años no tengo uno, desde hace tanto tiempo que no me pasa esto...

Una punzada de dolor me atraviesa el brazo y me recorre de arriba a abajo, pude sentir como punzaban mi brazo izquierdo. Solté un grito adolorido y mi mirada se poso rápidamente en la mano de la enfermera, quien sostenía una aguja contra mi brazo y le decía a la otra una indicaciones que no logre entender. Y, en ese momento, empece a relajarme. Me resultaba mas fácil respirar y mantenerme tranquila. Mi vista, la cual se volvía más clara que hace unos instantes, comenzó a volverse más nítida. Mi oído comenzó a agudizarse, y todo volvió a la normalidad. Si es que puedo decir eso.

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—No sabes lo preocupada que estaba —Mi mirada se posa en Zara un momento. Su estado era totalmente detestable. Su pelo estaba sucio y reseco, sus labios partidos por la falta de liquido, su piel estaba más pálida de lo normal y en su mirada estaba ese brillo que la diferenciaba del resto. Su barriga de embarazada estaba más grande de lo que recordaba.

—¿Cuánto tiempo estuve aquí? —Mi voz sonó débil y pastosa. Un gruñido raspo mi garganta, y tocí un poco cuando mi escasa saliva se quedo estancada en mi tráquea.

No puedo vivir sin ti (TMFA #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora