22.- Pasado trágico y propuesta arriesgada.

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Narra Kiroto.

Sentí en toda mi área trasera algo acobijado, apreté mis ojos y los abrí. Todo era borroso mi vista y tuve que parpadear. Estaba claro el día, me senté, acomodándome en mi espalda y sin darme cuenta, ya ni me dolía el cuerpo. Me miré asimismo y noté que estaba vendado mis brazos, torso; toqué mi cuello, también lo estaba y si no me equivoco, tenía curitas en mi cara; mi melena estaba recogido hacia atrás. Hasta mi frente también estaba vendado.

¿Qué pasó aquí? Dije en mis pensamientos, pero luego un rayo chocó en mí y todas las imágenes cruzaron. Esa pelea, ataques respiratorios, caída, Any...

¡Mierda, Any!

Traté de levantarme para ir a buscarla, sin embargo, mi abdomen apretó de manera repentina y me agonicé de dolor. ¡Maldición!, cuando debo ayudarla y no puedo. Volví acomodarme y sosteniendo mi abdomen, empecé apretarla. Todavía no me he curado, ¿no habrá un día en que me traten de matarme, tener dolores o fracturas por un miserable día? Porque Júpiter, ya es demasiado.

—Onii-chan...

Un susurro me hizo reaccionar. Miré por casualidad de frente. Ni siquiera me di cuenta que Hana-nee estaba recostada entre el suelo y la cama, con unas ojeras que parece que no durmió en años. También para estar en lo cierto, miré a mi oeste. Sí, Tadashi-san dormía con la misma situación que Hana-nee, solo que en el sofá y, raramente con la misma arma potente recostada en su torso. Ahora que lo observo con más claridad, es el arma que Laly y yo preparamos a Tadashi-san que estaba en unas condiciones complicadas. La escopeta Mega – Jikū.

Creo que valió la pena la larga preparación, ya que recuerdo ese momento que disparó. Vaya, qué potencia obtuvo.

Pero lo que más preocupado estoy, es que, no sé, ¿dónde está Any?

Qué fastidio.

—Hana-nee, ya despierta —empecé a sacudirla con mi pie en su brazo—. Hana-nee, despierta dormilona.

No respondió, genial.

—Tadashi-san —ronroneando—. ¡Tadashi-san!

Joder, no tengo otra opción.

—¡HA-NA-NEE!

La arrempujé y cayó al suelo. Por el sonido de la caída, digamos que Tadashi-san se levantó de golpes y apunto, exactamente, a mi cara. Yo estaba pasmado, rezando que no salga una clase de luz dentro como preparación. Viendo que reacciona, bajó la potente arma, suspiró y sus ojos se cristalizaron.

—Qué buen que despertaste, estuviste dos días en coma —olvidé por completo que estaba en forma Wolf, porque sus orejas bajaron, mostrando preocupación—. Nos preocupaste demasiado, Kiro.

—Gracias por cuidarme, Tadashi-san —sonreí. Me entregó mis lentes, los tomé y ajustándolos, miré con más claridad. Después vimos a Hana-nee levantarse y sentarse en la cama.

—Mierda, ¿no hay un día que duerma bien? —pasó su mano en su cara y al abrir sus ojos, se fijó en mí. Parpadeó un par de veces, como si tratase de descifrar algo, los abrió más de costumbre y algo muy tierno de su parte hizo.

Me abrazó, ternura. Sin embargo...

—H-Hana-nee... Me matas...

Básicamente me está apretando el abrazo, rompiendo más de costumbres mis pobres huesos...

—¡Onii-chan! —Sollozó y apretó más—. ¡Me tenías preocupada, no sabes los días en que no pude dormir para ver que estabas bien! Ay Onii, que líos te has tenido...

Balance of Yin-Yang© »Pausado...«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora