Balance of Yin-Yang© »Pausado...«

18.- Te dejaré que me ayudes, Minotauro.

Narra Hana

Mierda, ¿qué haremos?

Estamos entre la vida y la muerte. Ese idiota tiene a Anyika y si utiliza sus poderes...

Espera, ¿ella tendrás poderes?

Bueno, en verdad si pasó 15 décadas siendo humana, creo que es imposible que tenga... O mejor dicho, que no lo sepa.

¡Ay joder!

—¿Qué tal sí jugamos un rato, Gādians?

Sentimos una presencia más pesado y frío. Ese sentimiento que me invadió en todo mi ser, fue un caos.

Odio, miedo, alejamiento... Nunca sentí ese sentimiento, ya que era una de las más frías del grupo; sin embargo, ya me siento de esa manera. Ni sé que hacer, pero voy a tratar de hacer algo, creo. Aún estaba sujetada de Tadashi, ya que sigo estando mal de estado de salud, pero necesitaba hacer algo.

Inhalé con profundidad.

—¿Me puedes soltar? —susurré.

—¿Segura que estás bien? —doblé mi mirada hacia Wolf y vi su ceja arqueada y extrañado.

—¿Estás preocupado por mi? —aventé mi cara hacia atrás, con expresión de WTF.

—No es por mi, es por Kiro...

Ah, es cierto.

—Pos... Creo que sí —concluí.

—Bueno —me soltó con lentitud—, después no digas por qué soy malo contigo.

—Yo no he dicho nada, maldito Wolf —bufé.

—Se, se, se; yo también te quiero —mostró su frialdad. Después, sacó su arma clásica. El calibre.

—¿Piensas matar con esa cosa? —reí como una retrasada, internamente.

—¿Y quién te dijo que es la clásica de la II Guerra Mundial? —arqué una ceja y éste sonrió.

Su sonrisa era sumamente distinta, era de una forma tan tranquila y sereno. Era la primera vez que lo veo de esa forma, pero después, vi que su arma hizo unos cambios increíbles como transformando de una forma tan inigualable... Pero esa arma ya lo había visto antes. Pero el problema es que no me acuerdo de su nombre, origen o qué sé yo. Sólo vi que cambió y ya.

—Tu arma parece ser familiar... —agregué

—¿En serio? —sonrió entre dientes, mostrando esa tranquilidad en su presencia.

Oh por Lucifer, él nunca ha sido así de esa forma.

Repentinamente, un fuego apareció entre nosotros, que por instinto esquivamos el ataque a toda velocidad. Mi cuerpo se volvieron torpes y caí al suelo. Estaba jodidamente mal, no podía creer el hecho de como me sentía. Mi cuerpo sentía pesadez y mi interior no soportaba el hecho de que había comido. Mi cabeza comenzó a dar vueltas y mi estomago empezó a tener un remolino, conteniendo las nauseas. No pude aguantarlo y volví a vomitar y no era lo que había vomitado anteriormente, era color amarillento dorado o algo así.

Ya botaba ácido en mi estomago, que después me sentí más débil de costumbre. Pero no debo pensar en eso, no esta vez. Me levanté del suelo forzosamente, con temblor que era como si tuviera con mil ladrillos a mi espalda. Levanté mi mirada con debilidad y observaba como, tanto Onii-chan como Tadashi, peleaban a todo vapor.

—¡Hana-chan, ¿te sientes bien?! —la voz de Onii me hizo que tuviera una fuerza en mi interior, extrañamente.

—¡Si —respondí—, solo estoy un poco mejor, Onii-chan!