Balance of Yin-Yang© »Pausado...«

23.- Pesadilla extrema, entrenamiento extremo.

Narrador.

—No... No... No...

Bueno, para aclara la situación de ahora, nos vamos con la pelirroja que, primeramente, está en uno de sus sueños raramente... diferente. Su pesadilla.

Digamos que la joven, o mejor dicho la pequeña está en una clase de pasillo semi oscuro, siendo iluminado el lugar de manera débil. Asustada, caminó de manera sigilosa al dichoso lugar y tratando de que no hiciera por nada del mundo un pequeño ruido, pero los pasos que daba hacía que sea todo lo contrario. Observaba a todo su alrededor: tenía en las paredes sucias y abatidas llenas de dibujos extraños de color negro, figuras difíciles de descifrar, telarañas por todos lados, en algunas cajas destrozadas con una clase de líquido viscoso y de color blanco grisáceo con huesos añejos; cruzaba cada ventana y puerta de ese lugar. Hasta que, por casualidad una ventana llamó su atención, se detuvo y miró por el cristal.

Era un salón de clases toda vieja y añascada. Tenía una suciedad tremenda que parece, al igual que extraño pasillo, que no ha sido usada o fue abandonada por un milenio. Desvió a su derecha y notó que estaba una puerta. Los latidos le empezaban a acelerarse a grandes velocidades y el miedo se la comía en sus interiores. Tragó entre nervios, sus manos le temblaban cuando intentó tomar el picaporte de la puerta, que al tocarlo, el frío de su palma hizo que se convulsionara con salvajismo y sus latidos le dieran puñetazos en su pecho. Lo giró, retrocedió la puerta y rechinó tan vivamente, que la puso a que dejara de abrir y mirara por los dos lados del pasillo.

Nadie, absolutamente nadie la observaba. Nadie había salido, por si la mosca, se la oscuridad. Eso la alivió y siguió con el proceso. Al abrirlo con éxito y reflejar todo su interior, era como más... diferente. O sea, está como la encontró todo sucio y esas cosas, pero no estaba ni tan vieja, pero si añascada. Desvió y sí, era la ventana trasera que mostró que estaba como pensó. Bueno, cuando volvió a ver de frente, caminó más adentro, teniendo sus manos unidas, pegadas en su pecho y algo inesperado hizo que se congelara de pie a cabeza, que ese tremendo escalofrió recorriera hasta por sus venas.

La puerta rechinó y se cerró de un portazo tras de ella. Miró detrás y estaba solo cerrada. Pero eso no era todo...

Empezó a sonar risitas de niños, era de manera inocentes, combinado de locura y macabro. Se estremeció por aquel sonido extraño y demente que sonaba. Solo se quedó ahí, sin ningún movimiento alguno y mirando a todo su alrededor. Cada segundo que pasaba, se horrorizaba, ya que las risas elevaban a grandes ecos y, sin pensarlo dos veces, fue directamente hacia la puerta, tomó el picaporte y empezó a moverlo con agitación y desespero. Por más que se esforzaba, no tenía ningún resultado, estaba cerrada. No sabía el por qué y cómo si estaba totalmente sola, a la vez, abierta.

Las risas cesaron, provocando un silencio desastroso y lleno de pánico. Sintió en su espalda que la observaban con atención, con esa mirada escalofriante y tentadora que tanto la asustaba. Empezó a sudar frío, aún con estremecimiento en todo su cuerpo y sus palpitaciones ya dejaban de latir, es más, se la apretaba. Con lentitud, dobló hacia atrás. Al finalizar, su rostro se había puesto una expresión de locura y trauma, abriendo esos fucsias más de la cuenta al igual que su boca, sus manos topaba sus mejillas, los dedos entrecerrados en sus sienes y lagrimas descontroladas se deslizaron.

Una criatura sonreía amplia desde la sombra, teniendo sus ojos abiertos de color rojizo tipo sangre, que dentro de ella tenía unas figuras extrañas como pupila quizás; sus dientes acuchilladas y bastante finas, y un no sé qué salía en su ojo izquierdo y en su boca.

Ambos eran verdes, viscosos y su olor es repugnante, la única diferencia en el tono de su color ya que el de su ojo izquierdo era un verde neón y su boca, era de tipo moco.