Dos mundos: parte I

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                En una verdosa plaza rodeada de una hermosa arbolada en la cual yacían siete imponentes estatuas en su centro había jóvenes paseándose por la estancia mientras Alejandro y la profesora Mariot charlaban muy íntimamente. Alejandro vestía un sofisticado uniforme militar negro con honores en el hombro y pecho, que dejaban al descubierto su elevado rango; era delgado y alto, con un rostro serio y una calvicie que hacía parecer pulcra su morena cara. Por otro lado,Mariot, que doblaba la edad de su compañero, vestía un abrigo de lana verde con una vieja falda y una anticuada bufanda de colores navideños, era una señora de mínima estatura, algo regordeta y con unos extraños lentes redondos que acompañaban su cara junto a un simétrico y pelirrojo corte de cabello hasta el cuello con hilachos plateados que demostraban su avanzada edad.

Ella empezaba la conversación con voz áspera y lenta:

- Me temo que debe ser esta noche. Se ha filtrado la información en toda Nógea del niño. No debemos esperar que Los Caminantes Oscuros también se enteren de lo demás. Eso pondría fin a todo.


- ¡Es tan solo un bebé Mariot!y-yo... – interrumpió el hombre. Le hablaba a la anciana con un infinito respeto pero con una confianza que desbordaba.  

- ¡Tú eres un del Alba, conoces la maldición de tu familia, terco! – le dio un coscorrón en la cabeza al militar –debes alejarlo de aquí. Tú, siendo Mayor del ejército, eres juicioso más que cualquier otro que fuerzas oscuras yacen en cada lugar de Aurhos esperando que la profecía se cumpla. No podemos dejar que se favorezcan de ello.


Lo sé maestra – decía con voz leve Alejandro mirando fijamente las estatuas alrededor de la fuente en la plaza adoquinada– No solo eso, he estado descubriendo cosas dentro del ejército... hay expedientes secretos dentro del Cuartel Central muy sospechosos. Pareciera que el alto mando Militar quisiera mantener algo en secreto en el país, incluso para nosotros los militares.

Alejandro miró con detalle a su alrededor verificando que en la boscosa plaza nadie le escuchara hablar. Era aún de mañana, el sol con sus destellos multicolores manchaban en hilachos rojizos las fachadas de la plazoleta y las edificaciones postradas tras de ella como ignorantes del alba.

- Mariot, parece que ha sobrevivido uno de los siete Daemogros  que se creyeron habían sido destruidos hace cicliones atrás. – la voz se le arrugó – pero no sé porque el gobierno quiere mantenerlo en secreto, he descubierto un archivo con información que contiene identificaciones de personas que han fallecido recientemente y fueron muy bien seleccionadas; prácticamente sin círculos ni vínculos sociales... Hay algo extraño que está sucediendo en el país maestra, lo se, y estoy a punto de descubrirlo.

-Nunca se es suficiente para saber en qué tantos lados pueden estar las fuerzas oscuras, pero me temo, Alejandro, que ciertamente seis de los siete Daemogros Oscuros fueron ejecutados, uno de ellos renunció a su lado tenebroso, todos sabemos de quien se trata... No creo que estés pensando en que el profesor...

- ¡No Mariot! – perdió el control Alejandro dejando liberar un tono confianzudo al hablar –... aparte del profesor, hubo otro sobreviviente esa noche, y no creo que haya renunciado precisamente al lado tenebroso. Estoy casi seguro de lo que digo.

- Como sea, no debes perder el rumbo que se ha trazado. Las cartas están echadas mi viejo aprendiz, es irrefutable decir que los Caminantes Oscuros volverán a amenazar el mundo una y otra vez - decía la anciana con una voz áspera y con sabor a sabiduría, sin expresar el mínimo gesto de asombro. - pero tú, muchacho,  estás encargado de sacar al niño de aquí.

Los Misterios de Nógea  La profecía del príncipe rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora