Capítulo #18 (especial).

693 63 6
                                    

//¿Porque es especial? Porque será narrado desde el punto de vista de Beca. Solo es una forma de comprender todo lo que está sucediendo.
Disfrútenlo, los quiero//

Narra Beca.

Y ahí estaba, llorando junto al teléfono de la que ahora era nuestra casa, pero no tenía la calidez de un hogar; faltaba algo, y eso era el amor.
Con el paso de los días el lugar se volvió sombrío, antes eran unas constantes mañana duraderas, llenas de alegrías; pero desde que mi padre y Sheila murieron, todo se volvió silencio.

Ya no se escuchaba el sonido de la risa de Emily al ver algún deporte con mi padre en la sala, o los constantes reproches de Sheila al hacerla molestar a propósito. Ahora todo era tristeza, ellos se habían llevado nuestras sonrisas y nuestros ánimos de ser mejores.
Emily y yo nos habíamos quedado sin padre, y Melody sin abuelos. Era doloroso, realmente nos asfixiaba sus ausencias.

Ahora yo debía hacerme cargo de la pequeña pelirroja y de mi hermana, ahora rebelde adolescente.
Cuando tuve que marcharme de Halton Hill, había sido una decisión muy dura; pero la mejor. De no ser así, los fantasmas habrían eliminado a Aubrey y ella, aún me cuesta algo de trabajo pronunciar su nombre. Y no solo eso, se habrían dado cuenta de la existencia de esa pequeña niña a la cual gracias a Bumper, había adoptado, y eso habría sido el fin de la pequeña.

Pero el dolor de haber perdido al amor de mi vida, fue superado, o al menos eso creía, gracias a mi padre y sus contantes intentos por hacerme reír.
Hubo un tiempo en el que lo ignore, estaba a mi lado y me apoyaba en todo, pero en ese entonces yo era una idiota por no notar lo afortunada que era.
Me sentía vacía sin él, y sé que Emily estaba peor, yo solo perdí a mi padre; ella perdió a ambos.

Todo ahora era un desastre, Emily se había vuelto una rebelde, malas calificaciones, llegadas tarde a casa y por supuesto, sanciones; muchas de ellas. El director del instituto, advirtió con expulsarla si cometía una más. Y yo no podía ayudarla, sé que necesitaba mi presencia, que le dijera que todo estaría bien. Pero ahora trabajaba dos turnos para poder pagar todo, instituto de Emily, cosas personales, comida, energía, etcétera.

Pero estaba logrando salir adelante, no podía caer y romperme ante la muerte, debía ser fuerte y cuidar de mis pequeñas, que ahora eran todas para mí. Emily y Melody, mis dos hermosas chicas.
Melody se volvió muy callada, creo que eso fue a causa de los enormes cambios en su vida.
Primero vivía con su padre, luego se unió a mi familia, y cuando estaba por encajar; tuvo que despedirse de su abuelo.

Y yo, ¿que podría decirles de mi? Aparte de tener dos trabajos y dos chicas a mi cargo, aún sentía un vacío en mi pecho, que estaba ahí antes de la muerte de Mitchell, era la pérdida de Chloe.
¿Porque pérdida? Pues, cuando me marché de forma apresurada, jure que me olvidaría de ella. Ya estaba muerta, era un fantasma y me obligue a creer que no existía más.

Esa angustia y culpa por haberme marchado sin despedirme ya estaba desapareciendo. Supuse que ella me odiaba, incluso hable con Bumper alguna vez, y él me afirmó que Chloe había seguido con su vida. Realmente me afectó, pero debía superarlo. Era por el bien de muchas más almas, Aubrey, Chloe y Melody; esta vez no debía ser egoísta. Había mucho en juego.

Pero, ella volvió. Esperaba que no lo hiciera, hubiese sido mejor para todos, pero ahí está, una llamada suya. Todas las noches llama, no contesto pero igual deja un mensaje de voz.

—Beca, hoy ha sido un día difícil en el trabajo. Debo fingir que soy fuerte, pero no lo soy. Cada noche me derrumbo interiormente, te necesito y no logro entender porque me odias. —hace una pausa —Yo soy la que debería reclamarte por haberme dejado sin ninguna explicación; pero si es culpa, lo entiendo. Sé muy bien las razones por las que lo hiciste, también sé que tienes a mi hija. —un nudo se crea en mí garganta.

Ella no debería saberlo, había hecho un acuerdo con Bumper, sé que eso suena mal. Cualquier madre tiene el derecho a ver a su hija. Pero es justificable, cuando se trata de la existencia de ambas, desde mi punto de vista hago lo correcto.

—Háblame, sé que estás ahí. Sé que me escuchas. —cada vez que ella llama intento contener las lágrimas, pero ese simple acto parece imposible y siempre termino llorando como si del fin del mundo se tratara.
Aunque en ese caso, si el mundo se acabara me daría igual, pues para mí se acabo, desde el día en que la abandone.
Me hubiese gustado seguir escuchando su voz, pero la duración del mensaje se acabo.
Comienzo a llorar abrazando mis rodillas, mi espalda está junto a la pared de la cocina, todas las luces de la casa están apagadas y lo único que se escucha es mi vano intento por ahogar mis sollozos.

—Oh Chloe, sé que si pudiese escuchar tus pensamientos, me arrepentiría por dañarte tanto.

Después de llorar por casi media hora, me limpió las lágrimas con mi brazo, me pongo en pie y subo en silencio las escaleras.

Abro un poco la puerta de Emily, solo para comprobar que no se ha escapado como otras noches. Ahí está, durmiendo plácidamente, sin hacer ruido alguno entró en la habitación y me siento en el borde de su cama. Su cabello le cubre el rostro así que me acerco y lo apartó.

—Lo siento, sé que te he descuidado y que me necesitas. Pero debes ser fuerte Emi —le doy un rápido beso en su cabeza —papá estaría orgulloso de ti —sé que ella está dormida, por lo cual me siento cómoda diciendo cada una de esas palabras.
Me pongo en pie y salgo de la habitación, pasó por enfrente de la que antes era de Mitchell y Sheila, nadie ha entrado desde sus muertes. Camino por el pasillo hasta llegar a la mía. En mi cama se encuentra la pequeña que tanto cariño se ha ganado.

Tomo ropa y me dirijo al baño, me cepillo los dientes y me pongo un pijama. Me meto a la cama con la pequeña y la abrazo con suavidad, no quiero despertarla.

Tenerla a mi lado es tener una parte valiosa de Chloe, ha decir verdad, es igual a su madre. Tiene esa distintiva cabellera roja, pero sus ojos son cafés.
Lagrimas corren por mi rostro, nuevamente. Pero el dolor me da ánimos, para poder seguir adelante y quizás así en algún momento volver a alcanzar la felicidad.

—¿Mami? —ella pasa sus manitas restregando sus ojitos. Hace ya algunos días me llama mamá y la sensación de oírle decirlo, es lo mejor que he logrado experimentar.

—Descansa pequeña, te amo —beso su cabeza, justo como lo hice con Emily hace unos minutos.

—También te amo —quizás sea muy chica para saber el significado de esas pequeñas palabras, pero escucharla decirlo me llena de alegría.

Y así es como vivo un día más, lleno de frustraciones y tristezas; pero eso me ayuda a valorar las pequeñas cosas, como cada sonrisa repentina, o el dormir con la pequeña entre mis brazos.

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora