Capítulo #33

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—¿Ayuda? —cuestiona la pelirroja.

¿A quien podrían pedirle ayuda? ¿A los humanos?

—Sabes que somos tres grupos de almas, ¿no? —Flo se acomoda en el asiento y coloca sus manos entrelazadas sobre el escritorio.

—Si, los recolectores de almas, los protectores y luego estamos nosotros. —responde un poco dudosa.

—Así es. Sabía que si enfrentábamos a los protectores, acabaríamos perdiendo a muchos de los nuestros. Son mi familia así que no lo permitiría. —Beca parece querer preguntar algo pero solo guarda silencio.

—¿A quién llamaste? —Chloe está intentando comprender todo pero es difícil.

No pudo llamar a los recolectores de almas, ellos nunca se dejan ver. Saben que existen pero; solo porque es lo que se rumora. Hace mucho que nadie ha visto uno.

—A los recolectores —Flo debe estar bromeando.

—Eso no es posible, ellos no se dejan ver —Flo sonríe porque es así. Ellos nunca se dejan ver, pero ella se ganó un trato especial ya hace mucho.

No permiten que nadie fuera de su grupo los vea, su trabajo se trata de, cuidar a aquellos que están apunto de morir. Les da fortalezas en sus últimos días de vida. Como por ejemplo: las personas con cáncer, su ángel guardián lo protege y está ahí pero al morir se lleva su alma, por eso su nombre, recolectores. En el caso de que se recuperen lo único que hacen es alejarse. Pues su trabajo ya está hecho.

—Hace mucho hice algo por ellos sin estar conscientes y me debían un favor... —continúa narrando.

•••

Florencia había contactado a uno de los recolectores o como comúnmente se les llamaba, angeles guardianes.
El les dijo que los ayudaría, así que comenzaron a planear lo que llevarían acabo.

Cuando habían ideado un muy buen plan, se dieron cuenta que para llevarlo a cabo necesitarían a un humano.

—Yo lo llamaré —informó Aubrey, quién era la única que podría tener su numero.

La rubia se dirigió a un teléfono público y lo contacto, él dijo que dentro de cinco minutos estaría ahí.
El móvil de Florencia vibro ante la llegada de un nuevo mensaje, ella observó la pantalla y su rostro se iluminó con alegría.

—Chicos, avísenme cuando llegue. Estaré en mi oficina —ellos asintieron y ella comenzó a alejarse.

Entró a su oficina y al hacerlo, observó a un atractivo joven ahí dentro.

—Hola Florencia, estoy aquí para ayudarte —al verlo te dabas cuenta de que era como un adolescente normal, y que el podría ser tal. Puesto que los recolectores son los únicos que pueden ser humanos y a la vez almas superiores.

Ellos son algo así como humanos inmortales. En algunos casos, pueden ser una enfermera que te ayuda cuando estás por morir en el hospital, podría ser un amigo que jamás te abandona, o quizás esa persona que te encontraste en un café, y que con tan solo unas palabras te devolvió las ganas de vivir; ellos siempre están ahí, pero son difíciles de reconocer, es por eso que nadie los ve.

—Los protectores se han salido de control, sé que ustedes son superiores a todos nosotros. Es por eso que pido su ayuda para que intervengan —ella bajó su vista, aunque era un joven frente a ella, se sentía intimidada.

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora