XXIII

9.8K 802 8
                                    

El médico ya estaba en la habitación. Mi marido estaba despierto bebiendo whisky.
Su camisa desgarrada mostraba una herida que subía desde el corazón al cuello.
Estaba abierta y por lo que podía decir, infectada.
-Majestad, debería salir - me dijo el médico pero me negué me acerqué a mi marido y le cogí la mano derecha, mano a la que le faltaban tres dedos.
Eric miraba mi cara esperando una reacción y entonces me di cuenta de que en su mejilla tenia otra cicatriz. Le acaricie la cara.
-Te quiero - le dije, y por lo que pude darme cuenta, el se emocionó.
-Sal, sal por favor - me pidió - fuera te necesitan.

   Le hice caso y salí al exterior para entender por que Eric me lo pedía. Ahí había familias destrozadas, padres e hijos que habían perdido familiares. Me acerqué al capitán de la guardia.
-Cuántos muertos hay?
-250 muertos Alteza.
-Da la orden de que esas familiar o a un miembro de cada familia debe presentarse ante mi antes de cenar.

       Asintió y yo me volví arriba con mi marido. Los guardias que le subieron y el médico salían de la habitación.
-Nadie sabía que el Rey estaba herido-les grite
-Si Majestad, pero quería llegar en el caballo.
-Y se lo permitieron? Pero como son tan inútiles!!
-Es el Rey señora - contestó otro
-Me da igual que sea el Rey, esta herido y podría haber muerto. Venga fuera de mi vista.
-Majestad - está vez habló el médico - la herida del Rey está infectada y tiene mucha fiebre.
-Que podemos hacer ahora?
-Rezar y que nuestro Rey se salve.

    También se marcho y me dejo sola en el recibidor. Me senté unos minutos en el sillón y me eche a llorar. Que más daba ganar una guerra si tu marido volvía a casa mutilado y aún peor, sin saber si viviría.
Me limpie las lágrimas y entré. En la habitación había un olor a carne quemada. Ignorando mis náuseas me senté a su lado en la cama.
-Judith - me llamó y yo cogí su mano
-Estoy aquí.

      Eso lo tranquilizó y se quedo dormido un par de horas. Yo en cambio me puse a trabajar, seguía mirando el libro de cuentas que pedí traer.
-Judith - me volvió a llamar y acudí a su lado.
-Estoy aquí Eric.
-Te libero de este matrimonio.
-Pero que dices?!! - puse mi mano en su frente para ver si tenía fiebre y estaba delirando
-Estoy mutilado, te mereces algo mejor.
-Estamos casados y tendremos un bebé.
-Después de nacer el bebé tienes mi permiso para tener amantes.
-Eric, descansa. Tienes fiebre
-Déjame solo, quiero estar solo - comenzó a gritar.

      Con lágrimas en los ojos salí de ahí. Pero como tenía corazón para decirme que me encuentre un amante cuando le quería a él.
Como era capaz de decirme eso cuando ansiaba tenerlo de vuelta, cuando soñaba con tenerlo entre mis brazos.

Estaba deambulando por el castillo cuando me choque con mi padre.
-Hija, por que lloras?
-Eric me ha dicho que me busque un amante
-Esta con fiebre, y en ese estado la gente dice muchas tonterías
-Papá, prepara tus cosas, nos marchamos.
-Vas a dejar a tu marido así? No puedes hija.
- Igual que el me ha dicho que me busque un amante, si se queda solo no le pasa nada.
-No estas pensando con claridad. Además vamos, que te estan esperando en el salón del trono.

Reina de las HighlandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora