Counting Stars. [Darliet✨Feryl].

⭐️Capítulo 20⭐️ ✨Lemon✨

Antes de la Shit de Lemon que leerán a continuación xd, aclaro algunos puntos:
⭐️¿Por qué no pongo el Bill x Rayita? Esta historia es Darliet.
⭐️El hijo que Pino tendrá aquí, será pretendiente de Fear en OTRA historia. —Spoiler.
✨✖️✨✖️✨✖️✨✖️.

Ya había anochecido. Subí a mi habitación y cerré la puerta con seguro.

Suspiré y chasqueé los dedos, apareciendo en la habitación de Daryl, en la cual, no había nadie.

»Si, ya lo sé. Tengo prohibido salir de mi habitación«

La puerta se abrió, dejando ver al rubio, el cual, al verme cerró la puerta.

—Lawliet. —me abrazó.

Correspondí al abrazo.

—No puedo creer que me haya escapado de casa por ti. —lo besé. —Me tienes como estúpido, Daryl.

—¿Y eso es malo?

Negué.

—Para nada.

—Bueno~ —me sonrió. —Mi papi acaba de salir...

Él me tomó del cuello y yo lo tomé de la cintura. Miré como Daryl mordía su labio.

—Me pregunto, ¿Qué podemos hacer?

—Bue-bueno, yo pensaba en... Ya sabes~ —suspiró. —Tú encima de mí y yo... Debajo de ti... —se sonrojó.

Reí.

Le brindé un beso en los labios, para después quitarle el estorboso suéter que tenía.

Hasta qué tocaron la puerta.

—Daryl, ¿Podemos hablar?

Él rió.

—¡Espera! —me empujó provocando que cayera al suelo. —Escóndete debajo de la cama.

Obedecí y él se apresuró a abrir la puerta.

—Hola, papá. —sonrió. —Pensé que irías a ver a mi mamá y a Dipper.

—Si... —se rascó la nuca. —Pensé que tal vez querrías ir a verlos.

—Los veo diario. —rodó los ojos. —No quiero ir.

—Bien. —suspiró. —Enciérrate. —murmuró antes de salir.

—¡Sí! —y cerró la puerta.

Salí de abajo de la cama y me levanté, para luego escuchar el click del seguro.

—Más vale prevenir...

—Tienes razón...

Él soltó una pequeña risa, para luego acercarse a mi y besarme.

Correspondí al beso, al mismo tiempo que acariciaba su torso. Lo recosté lentamente en la cama, al mismo tiempo que mordía su labio.

Me quité la camiseta.

Comencé a besar el cuello de Daryl, el cual, se aferró a las sábanas.

—Ah, Lawliet... —jadeó.

Él rubio se limitó a quitarme los pantalones y bóxer.

Ambos sabíamos que esto debía ser rápido. Bill volvería y... Si sospecha ó escucha algo, es capaz de derribar la puerta.

—¡Hey! —exclamé. —Pero tú aún tienes algo de ropa...

—Resuélvelo. —dijo restándole importancia.

Reí y obedecí. Acaricié un poco la pierna de Daryl.

—Tú también, ¿Prometes que estarás conmigo?

Asintió.

—Lo prometo, Lawliet.

Sonreí.

—Quédate quieto...

Lo tomé de la cintura y comencé a entrar en su interior.

—¡Ah, Lawliet! —gimió.

—T-te ves tan... Vul-vulnerable...

Él se sonrojó y tomó una almohada, cubriéndose.

Bufé.

Entré de una sola estocada, él mordió la almohada.

—Eso es por no dejarme verte. —aclaré.

—S-se sintió... Bi-bien... —logró decir.

Lo miré sorprendido.

De un movimiento, retiré la almohada, comenzando a embestirlo.

—Ngh... ¡Lawliet! —besé su cuello. —¡Joder!

Lo tomé con fuerza de la cintura, comenzando a moverlo a mi ritmo.

—¡Ay!

—¿T-te lastimé?

Él asintió.

—¿M-me detengo?

Negó.

—Y-ya no duele mu-mucho...

Él se aferró a mi espalda, brindando rasguños por toda esta.

Y así seguimos. Entre embestidas, groserías y otras cosas, logramos llegar al orgasmo.

Salí del interior del rubio, el cual, se recostó boca abajo. Me recosté a su lado.

—¿Cansado? —cuestioné retirándole el cabello de la cara.

Él soltó una risa, para luego sentarse en la cama.

—¿Daryl? —cuestioné.

Él se colocó entre mis piernas, provocando que me sonrojara.

—¿Q-qué haces? —cuestioné nervioso.

Él me brindó un pequeño beso en los labios.

—Shh, Lawliet. —comenzó a besar mi cuello.

—Mgh... —solté un jadeó. —Daryl...

Sentí como colocaba mis piernas en sus hombros, para luego apoyarse en mi cintura.

—Dolerá un momento...

Lo miré confundido.

Él comenzó a entrar en mi. Me aferré a las sábanas y ahogue un grito.

—¡Joder, Daryl! —exclamé. —¡Duele!

—No te asustes, relájate.

Asentí y mordí mi labio con fuerza.

Mi respiración se había agitado. No podía acostumbrarme. Ó eso creía.

Luego de unos segundos, el dolor se esfumó. Dirigí mi mirada al rubio, el cual, entendió el mensaje.

Apoyó sus manos en el colchón, para luego comenzar a embestirme.

Me aferré a su espalda.

—¡Oh, Daryl! —gemí.

—A-ah... —bufó. —E-esto es raro...

Estábamos algo sensibles, gracias a nuestro orgasmo anterior, así que no nos fue difícil llegar al siguiente.

—Al día siguiente—.

Abrí lentamente los ojos. Bostecé y me giré en el colchón, abrazando a mi rubio.

—Ya despertaste. —rió y me besó. —Es algo tarde, no te imaginas todas las excusas que le dije a mi papá.

—L-lo siento...

—No pasa nada... —me besó. —A mi me duele un poco...

Ambos reímos por lo bajo y nos levantamos.

Tomamos nuestra ropa y comenzamos a vestirnos.

Admiré mi espalda en el espejo, llena de rasguños. Luego miré la del rubio: idéntica.

Solté una risa.