Por Un Instante

Capítulo 3 - La llamada

—¡Bienvenidas!—Exclamó Clara—. Pasen ya

Al entrar nos abrazo a las tres al mismo tiempo

—Gracias por la invitación—Respondí sonriendo.

Clara asintió con la cabeza y cerró la puerta. Como era de esperarse no era una reunión tranquila de las que haces un sabado por la tarde, sino una reunión exagerada que haces cuando te compras tu nuevo apartamento en Riverside. Sin embargo,  todos eran viejos compañeros del colegio.

***

Ya era tarde y casi todos se habían ido, pero Clara estaba muy feliz por los que seguiamos en su casa; Rafael, Steve, Kimberly, Jordyn Paul y yo. No había hablado con mi mamá en todo el día y no sabía dónde estaba mi teléfono.

— Jordyn, sabes donde deje mi teléfono?— Pregunté alterada.

— Creo que lo dejaste en el auto de Kimberly.—Respondió sin ponerme atención.

— ¿Sabes dónde están sus llaves?

— Yo las tengo, si quieres te acompaño.— Aseguró.

—Vamos.—Dije ayudando a jordyn a levantarse del mueble.

El carro de Kim estaba a dos calles del edificio de Clara porque no había lugar para estacionar cerca. Al llegar al auto tomé mi teléfono y mire el reloj, eran las 11:30 de la noche.

· 6 Llamadas perdidas · 4 textos sin leer · 6 mensajes de Voz

Todos de mi mamá

  — Mierda.—Dije.

Recibido: 6:45 PM - Dónde estás??

Recibido: 7:00 PM - Llámame es importante

Recibido: 7:20 PM - Llámame

Recibido: 7:21 PM - !!!!!!!!!!!!!

Ignore los mensajes de voz , la llame y al tercer tono contestó.

—Raquel dónde se supone que estas?—Preguntó desesperada.

—Perdón mamá. Dejé el teléfono en el carro de Kimberly. Estamos en lo de Clara. Qué paso?

—Te pueden traer al hospital? —Preguntó con un hilo de voz.

— Que? Por qué? Qué te paso?

— Christian convulsionó dos veces -Respondió murmurando

—¿Qué? ¿Por qué?

El aire comenzaba a faltarme y mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Luego de mi pregunta mi mamá se mantuvo en silencio por un momento, como si no hubiese escuchado

—Raquel tienes que venir ya.—Insistió.

—Ya voy para allá.— Puntualice.

Apenas colgué el teléfono comencé a correr hasta el edificio de Clara y Jordyn iba detrás de mí

— ¿Qué fue lo que pasó?— Gritó Jordyn detrás de mí

Me detuve sosteniendo mi cabeza, mis manos temblaban mientras las lágrimas caían en mis mejillas

—Christian empeoró Jordyn, tuvo dos convulsiones.— Limpie mis lágrimas mientras mi respiración se volvía más agitada.— Yo tenía que ir al hospital hoy Jordyn, no debí venir a esta reunión —Insistí.

Jordyn estaba sorprendida y sus ojos se llenaron de lagrimas también —Tranquila Raquel, llamaré a Kim para que nos lleve al hospital.—Aseguró.

Me senté en la acera y millones de cosas pasaban por mi cabeza, Christian había sido mi mejor amigo desde hacía mucho tiempo, en todos los momentos importantes de nuestras vidas habíamos estado juntos, los buenos y los malos, sin importar que él siempre había estado conmigo.  Luego de unos minutos bajaron nuestros amigos, todos conocían muy bien a Christian, sin embargo ninguno de ellos había ido a visitarlo.

— Vámonos.— Dijo Kimberly sin detenerse, se dirigía hacia su carro

Rafael continuo a su carro con Steven, Clara y Paul. Mientras Jordyn y yo seguimos a Kimberly.

Jordyn se montó en la parte de atrás y yo iba de copiloto.

—¿Cual es el Hospital?— Preguntó Kim encendiendo el carro.

—Es el Hospital Santa María.

— Vamos allá entonces.—Murmuró.

—¿A donde van todos los demás?— Pregunté mientras veía por el retrovisor.

— Con nosotras al hospital — Pausó —. Supongo.

Le marque a mi mamá y al cuarto tono contestó

—¿Dónde estas? —Preguntó.

—Ya vamos en camino.—Respondí desanimada.

— Esta bien, tranquila, él estará bien.—Dijo mi mamá calmada

—Quisiera tener tanta calma como tú.— murmuré.

—Y la tendrás.— afirmó.

—Te veo en un rato.

— Te quiero.

— Y yo a ti mamá.

Colgué la llamada y me dejé caer sobre el espaldar del asiento. Mientras apreciaba por la ventanilla la luna llena, y lo mucho que iluminaba el camino oscuro, pensé en lo fría que era la noche y la comparé con una vida sin Christian, ambas eran casi tan frías como el hielo, sólo que la noche no dura para siempre, y una vida sin él, sería casi hasta siempre. Llegamos al hospital y Rafael ya había llegado. Estaban esperándonos en la entrada, cuando Kimberly se estaciono me bajé rápidamente y corrí hasta la entrada. Al entrar di pasos largos hasta la sala de espera donde estaba mi mamá, al mirarme abrió sus brazos y me lance a ella para abrazarla.

—Recuerda el poder del amor— Susurró.

— ¿Que? — Dije confundida alejándome de ella

—El amor da Fuerza, todos aquí lo queremos así que le dará fuerza.

— Cierto.— Musité.

Era la teoría de mi papá, siempre la olvidaba en momentos importantes. Mi mamá se apartó. Junto a nosotras estaba la tía de Christian, Jeane. Me abrazó y me dijo que todo iba a estar bien. Los papás y los hermanos mayores de Christian llegaron del cafetín y los abrace.

— Él va a estar bien.—Le susurre a Tomás mientras lo abrazaba.

— Lo sé.—Respondió alejándose de mí—. El poder del amor —Dijo asintiendo y sonriendo al mismo tiempo.

Le sonreí de vuelta.

Estuvimos en la sala de espera el resto de las horas, hasta el amanecer, contando historias de Christian y de muchas cosas que habíamos vivido en el colegio juntos, después de todo, nuestros viejos amigos habían permanecido en la sala de espera.

—Creo que es momento de que vayan todos a descansar.—Sugirió Christopher, el Papá de Christian.

— Es verdad, vamonos todos a descansar.—Dijo Leonora asintiendo con la cabeza.

— Volveremos al mediodía— Añadió Rafael refiriéndose a Steve, Clara y Paul quienes estaban asintiendo.

—Si, al mediodía nos vemos aquí.— Dije

Me daba felicidad que quisieran volver al mediodía, sin embargo no quería que fuera solo para aparentar, sino que de verdad estuvieran ahí porque deseaban estarlo. Nos despedimos y cada quien tomó caminos distintos, el resto del camino a casa estuvo en silencio, mi mamá no dijo ni una palabra y tampoco yo. Al llegar corrí al baño para darme una ducha y luego de eso caí en mi cama a dormir.