"La Cita"

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Mientras manejaba pensaba como decirle que me interesaba, si su mundo es tan diferente al mío. Ella vive en un mundo de sociedad, un mundo de gozo y diversión, en cambio yo, en un mundo de agobio y aburrimiento, solo pensando en trabajo. No, mejor dejar que las cosas pasen solas.

Llego al punto de encuentro y de lejos la veo observando el reloj, noté que estaba un poco impaciente, nerviosa, y no veo a su primo en ningún lugar. ¿Qué pasaría? Bueno, mejor averiguarlo.

Al dejar el auto estacionado me dirigí a ella.

-Buenas Noches, Madame! -le saludé besándole la mejilla y con un poco de preocupación.

-Buenas Noches, Mi Caballero! -contestó nerviosa.

-¿Dónde está el Sr. John? -le pregunté un poco curioso.

-No lo sé. -sus nervios no podían dejarla tranquila. -El me dejó aquí para ir a buscar algo y aún no regresa. -una vez más observa el reloj.

-¿El tiene celular o algo donde podamos comunicarnos con él?

-¡Sí! Pero, lo he intentado y me envia al buzon inmediatamente, como si lo tuviese apagado. -buscó un monedero que tenía dentro de la cartera. Sus manos temblaban tanto que no podía encontrar el celular para marcarle.

-Dígame el número y yo lo llamo. -le dije tratando de tranquilizarla un poco.

-¡Ok! Es # (###) ###-####

-¡Hi! -una voz masculina y desconocida contestó.

-Hola, ¿se encuentra John? -pregunté un poco extrañado.

-¿Qué John? -dijo el hombre confuso. -Si te refieres al dueño del celular, vayan a recogerlo en la calle Central casi esquina 4ta. A ver si todavía está vivo. -el sonido del teléfono colgado me indicó que había cerrado.

-¿Cómo?!?!?

-¿Qué Pasa? ¿Qué te dijo? -preguntó angustiada.

-Vamos, te explico en el camino. -le dije tomando su mano y llevándola hasta mi auto, para ir a la dirección indicada.

Nos dirigimos al lugar de los hechos, pero ya lo habían trasladado al Hospital Central. Al llegar allí estaba muy mal herido. Tenía una cortada en la cara, del lado derecho, cubierta con una benda. Su brazo izquierdo bendado hasta el hombro, y podía ver otra benda en su estómago.

Una enfermera le tomaba muestra de sangre y le inyectaba algo para calmar el dolor. El se quejaba por lo que le suministraban, pero al vernos quizo disimular el dolor. Cuando nos acercamos, solo dijo que porque no estabamos bailando. Retorciendo la boca del dolor al hablar.

-No hables. Estas muy mal herido. -dijo Cristal acercándose a él. Es un niño grande. A veces se le olvida que tiene dolor y ríe, aunque luego lo recuerde cuando vuelve a dolerle.

-¿Qué pasó, John? -le pregunté un poco asombrado y sintiéndome culpable por aceptar reunirnos en ese lugar.

-Nada que ver. Solo me asaltaron. -responde un poco quejumbrozo.

La enfermera nos mira y voltea la cara negando lo que dice. Eso me da a entender que no es eso lo que le sucedió. Pero no quiero importunar con imaginaciones, ya que Cristal se encuentra muy debatida con todo lo sucedido. No quiero causarle más estragos.

-¿Estás seguro de eso, John? -le pregunta Cristal mirándolo fijamente a los ojos.

-Claro, amor. Dos muchachos se me acercaron y me atracaron. -voltea el rostro y mira la pared. Yo solo observo lo nervioso que se pone al contestar esa simple pregunta. Algo anda mal con John y Cristal no lo sabe. Algo le esta ocultando.

Un Día CualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora