"Doble Lujuria"

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Tocan la puerta y ya me imagino quien es, John. Me asombro por lo rápido que fue en prepararse y llegar hasta mi casa. Me mira, le hago señas de que pase y cierro la puerta.

Se queda mirando el lugar, un penthouse pequeño para sus gustos. Mira todo alrededor. Luego me observa y lo invito a sentarse.

–¿El día de la discoteca, tiene que ver con todo esto, verdad? –le pregunto, tratando de encajar todo.

–Si. Ese día llegue y le dije a Cristal que me esperara unos segundos. Era solo para entregarle eso a él, como pago de una deuda que mi padre tenía antes de morir.

<<Yo quedé con la responsabilidad. Pero al llegar al lugar, unos muchachos, que al parecer estaban divirtiéndose, me rodearon y me golpearon para robarme. No sabían lo que había en el carro, pero se llevaron el bulto, los seguí y al llegar al lugar donde estaban, vi cuando se lo entregaban a otra persona. 

<<Al percatarse de que los había seguido, volvieron a golpearme, ya estaba casi inconsciente en la calle, hasta que unos policías llegaron y corrieron. Me llevaron al hospital y luego llegaron ustedes. –su voz parecía llena de rabia, mientras me contaba lo sucedido.

Yo solo lo observaba sin saber que decir. Estaba arrastrado a un mundo del cual no quería ser parte, pero por cosas de los padres ahí estaba. Ya sabía que su perfil no era de mafioso, pero en este mundo todo es posible. Así que perdón por mi prejuicio.

En eso tocan la puerta, el me mira y yo camino hacia ella para abrirla. Efectivamente es mi amigo y hermano. Los presento y ahí estamos, planeando como hacer esto.

Como dije, Ángel tiene mucho conocimiento de todo esto, así que es de más ayuda de lo que imaginé.

–¿Qué le diremos a Cristal, de tu desaparición? –Le pregunto

–Le diré que salí para acá y que, para no cometer una locura, me dirigí a un bar y de ahí a divertirme con una chica. –me dice un poco sonriente. Al parecer es lo que siempre hace cuando esta molesto. Sería una muy buena estrategia.

–Es buena idea. –dice Ángel sonriendo. Creo que se llevarán bien. Hasta creo que se entienden más que yo.

John Ángel se van, calculando como podrían hacerlo todo. Yo me quedo pensando en Cristal. Esto estará difícil. Mañana será un día bastante estresante.

Llamo a Cristal y le pregunto que si su primo la había llamado. Ella dice que si y que el estaba bien. Solo pensar lo que escuché en esa habitación de ese mafioso me atrofia la mente. 

Mañana pareceremos mafiosos. Tantas películas que he visto donde los protagonistas siempre salen victoriosos. Esto no es una película.

Nuestras vidas están en riesgo y ahora he puesto a Ángel en todo esto también. Uf! Creo que moriré tan solo pensando en todo lo que esta sucediendo.

Tocan la puerta nuevamente...

¡Cristal! ¿Qué haces aquí? –pregunto asombrado, mirando hacia la calle, para ver si no se había topado con ellos.

–Tenía deseos de verte. –me dice chocando sus labios con los míos, sin esperar a que dijera algo más.

–Pero, tenías un compromiso y... –sus labios vuelven a tropezar con los míos. –Se supone que no nos veríamos hoy. ¿Qué haces aquí? –digo luego de haber escapado de sus deseos de devorar mis labios.

–Ya te dije. Tenías deseos de verte. ¿A caso no quieres que este aquí? –dice mirándome como perrito arrepentido.

–Sabes que desearía que ni te fueras. Solo es que me sorprendí de verte hoy. –le digo mirando hacia la puerta aún abierta. La cierro y la llevo hasta mi habitación. La siento un poco triste, como con nervios. –¿Qué te pasa, amor?

Un Día CualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora