"El Compromiso"

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Ya es hora de volver al trabajo, me voy sin que nadie me vea, pero al salir el auto no quiere encender.

–Vamos, arranca. –después de varios intentos no pude hacer encender mi auto.

–Toma. Llévate el mío - me dice "Cristal" desde la ventana. –se ve tan angelical que desearía no volver al trabajo y quedarme con ella todos los días que me quedan de vida.

–Buenos días, amor. No quería despertarte. –le dijo desde abajo. Ella me lanza sus llaves y con ellas un beso.

–No te preocupes. No dormí la noche entera pensando en ti. –me dice guiñándome un ojo, lo cual me provoca volver a subir y darle otra dosis de pasión. Pero estoy un poco tarde para ir al trabajo.

–Hablamos en la tarde. Tengo que irme. –le digo apurado.

Y un resonante beso se escuchó en la calle solitaria. Al llegar al trabajo, todos quedaron asombrados al ver el auto. Angelito entró a mi oficina y...

–Wow! Man. Que máquina! –dice con su cara de asombro.

–Es de mi novia. –le digo antes de que me haga un interrogatorio. –El mío no quiso prender y me dijo que me lo llevara.

–¿Cómo así? ¿Ella durmió en tu casa? –dice asombrado y mirándome con los ojos brillosos.

–Al contrario. –le digo con un suspiro profundo.

–¿Cómo?!?!? ¿Así es que están las cosas? –dice dándome un pequeño golpe en el hombro.

–Pasaron tantas cosas en esa casa ayer, que ni te imaginas. –le digo recostándome de mi sillón.

–Cuéntame, cuéntame!

–Ya te había hablado de la sorpresa de ayer. Bueno, a la hora del almuerzo conocí a una prima nueva, hermana de John, y hasta ella se enamoró de mí.

<<Hicimos de todo en esa casa y en la fiesta improvisé mi canción favorita y la pedí en matrimonio. –le dije resumiendo todo lo que había sucedido.

–¿Qué? Pero, ¿No crees que es demasiado rápido? –casualidad. Eso mismo dijo su madre.

–Si, pero delante de tanta gente, de esta clase, no se me ocurrió otra cosa que la pudiera hacer más feliz. –le explico con lujos y detalles de todo, hasta de la casa que me regalaran de bodas.

–Bueno, te dejo y espero que tengas mucha suerte. –me dice saliendo de mi oficina.

–Gracias amigo. Te pediré un favor. –se detiene en la puerta. –No quiero que nadie lo sepa todavía.

–No te preocupes y espero que me la presentes. –me dice guiñándome un ojo.

–Eso tenlo por seguro. –le digo devolviéndole el guiño. En eso recuerdo algo y le digo: –El domingo o el sábado vuelvo a su casa. ¿Quieres ir?

–Si no es molestia. –me dice poniendo cara de perro arrepentido.

–Que pasa amigo. Nunca serás una molestia para mí. –le digo confirmándole que su asistencia sería muy importante para mí en esa casa.

Me pareció un poco triste. A lo mejor él piensa que le sacaré los pies, pero no. El sabe que es mi mejor amigo y que no lo haré.

Steven? –dice una voz al levantar el teléfono. –Pase por mi oficina, por favor.

–Estoy terminando un trabajo del Sr. Burns. –le digo con el pretesto de no querer ir a su oficina. Ya saben. Tratando de evitar otro encuentro fultivo.

Un Día CualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora