capítulo 4

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Los ojos de Marinette se abrieron lentamente, y el sol iluminó su rostro. Pensó que todo lo que le había pasado la noche anterior había sido un sueño, pero cuando alzó la mano para ver si tenía los pendientes, ahí estaban...
Sonrió, llena de entusiasmo, y miró el despertador. Sus ojos se abrieron aun más cuando vio que era muy tarde, hace ya un rato que debía de haber salido de su casa...
Se puso rápidamente la camiseta, los pantalones, unos zapatos claros y bajo a desayunar. Se encontró a su madre sentada en la silla, leyendo un libro.
-Marinette, no te he despertado porque no sabía si querías otro día para descansar...- le explicó a su madre.
-No pasa nada mamá, tranquila, seguro que llego a tiempo- sonrió la chica preparándose un rápido desayuno- a, casi se me olvida el bolso...
Subió por las escaleras, y vio a Tikki sentada encima.
-Buenos días Marinette- dijo la pequeña Kwami- tengo que ir contigo a todas partes, ¿lo sabías verdad?
-¡¿Que?! Pero si me voy a clase contigo, te verán y descubrirán...
-No te preocupes por eso, iré aquí dentro...- Tikki saltó encima del pequeño bolso de Marinette, y después entró en él.
-Como quieras...pero ahora nos tenemos que dar prisa...
Salió de su casa lo mas rápido que pudo, y dobló la esquina corriendo. Con los libros entre las manos, corría por la calle que llevaba hasta el colegio, pero no pudo frenar cuando una chica se cruzó en su camino...
Las dos chocaron, y cayeron al suelo, igual que sus libros.
-Ahy, lo siento, tenía prisa y no te he visto...- intentó explicar Marinette, poniéndose de pie.
-Tranquila mujer, no se ha muero nadie...- se río la otra chica- No te había visto antes por aquí...¿Eres nueva?
-Sí, me mudé ayer con mis padres...por cierto, me llamo Marinette- se presentó.
-Yo soy Alya, encantada- le tendió la mano- ¿Vas a aquel colegio?- señaló el gran edificio que había mas allá.
-Sí, pero pensé que llegaba tarde...
-Bueno, yo tampoco es que llegue a tiempo todos los días...- le sonrió- venga, vamos juntas...
Marinette y su nueva amiga, Alya, fueron hablando durante el poco camino que les quedaba hasta su clase. A penas se conocían, pero ya se habían hecho inseparables. Al entrar en la clase, Marinette se quedó parada en la puerta, mirando un punto fijo...
Alya siguió su mirada, y entendió lo que le pasaba.
-¿Acabas de llegar y ya estás enamorada?- le puso la mano en el hombro, y le susurro al oído- Se llama Adrien, es el chico guapo de la clase, pero no es el mismo presumido y aprovechado, como lo son otros...
-Adrien...- repitió su nombre Marinette.
-Si quieres nos sentamos cerca de él- le dio un codazo- conozco a su mejor amigo, creeme, le caerás bien a los dos...
Iban a tomar asiento detrás de los dos chicos, cuando otra chica se acercó a Adrien, con la intención de darle un beso, pero antes de poder hacerlo, este, la apartó de él.
-Chloé, para ya...- le dijo serio Adrien.
Ella, con los brazos cruzados y se marchó furiosa, y le dio un empujón a Marinette.
-Ten cuidado Chloé, hay más gente en el mundo a parte de ti...- le espetó Alya cerrando un poco los ojos.
-Mira quién fue ha hablar, la que no ve más allá de su nariz- se paró y dijo la rubia.
-Perdona, pero yo al menos se comportarme...- dijo señalando a Adrien- y no hacer el ridículo...
Ella siguió hasta colocarse en su sitio, aun mas furiosa que antes.
-¿Era la novia de Adrien?- preguntó Marinette sentándose.
-Claro que no, él preferiría salir con un muñeco antes que con ella...
Las dos amigas se rieron, y cuando entró la profesora, todos se callaron.
-Buenos días chicos, hoy tenemos una nueva alumna...- señaló a Marinette, y le indicó que saliese- Esta es Marinette, viene desde china con sus padres, y es su primer día en la escuela de París...
De pronto, Adrien la miró a los ojos, y recordó aquella mirada, color azul cielo, aquella que vio la noche anterior...
-Tío, ¿estas bien?- le preguntó Nino, su mejor amigo- ¿Te has enamorado o que?- bromeó.
-No...solo que...me ha recordado a una persona...- intentó inventar una excusa, pero solo pudo decir la verdad...

Marinette también lo había visto, aquella mirada, como la de aquel misterioso gato...
No sabía como reaccionar, y así se quedaron un buen rato, mirándose el uno al otro, como si nada mas que sus brillantes ojos existiesen...

La Historia De MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora