Shizaya - Cuando Te Atrape [Extras]

Guerra en la cama - Shizuo

Horas en la cama. Comida, sexo y dormir. Los instintos básico tomando el control de nuestros cuerpos.

Izaya y yo, juntos en la cama. Lo único que podría hacer perfecto todo, es si pudiese volver a entrar en el caliente y férreo control de su pequeño y delicioso agujero.

De repente una idea se abre paso a mi cabeza. Lamo mis labios de anticipación, y acaricio con mis dedos su pecho.

–¿Qué haces, Shizu-chan? No creo que pueda ponerme duro otra vez.

Me río suavemente contra la piel de su abdomen, que se endurece bajo la caricia de mis labios.

Su pene flácido se encuentra recostado contra el interior de su muslo y continuo bajando por su cuerpo. Lamo la sensible cabeza, y meto mi lengua en el pequeño agujero . Un gemido escapa de sus labios, y enreda sus dedos en mi cabello mientras meto la punta en mi boca y comienzo a succionar.

Suavemente acaricio la piel sensible que está bajo sus testículos con la yema de mis dedos, y lentamente me acerco al pequeño agujero que quiero desesperadamente lamer.

Poco a poco la carne flácida que estaba dentro de mi boca comienza a endurecerse, y gemidos bajos y roncos escapan de la boca de Izaya, haciendo que mi pene preste atención una vez más.

Acaricio suavemente su pequeña entrada con mis dedos, y con mi otra mano empujó sus piernas a su pecho.

Un quejido sale de sus labios cuando sacó su pene del interior de mi boca.

Me río medio segundo antes de meter uno de sus testículos en mi boca y darle atención con mis labios y lengua, antes de hacer lo mismo con el otro.

–Pensé que ya no podías endurecerte otra vez, Izaya-kun –. Le digo, luego de sacar su testículo del interior caliente de mi boca.

–No... No pares.

Su voz está en lo más profundo, haciendo que mi cuerpo hormiguee de deseo y necesidad.

Separo sus nalgas suavemente, y veo el pequeño agujero que me hace guiños. Antes de pensarlo por mucho tiempo, lamo los bordes.

Un gemido escapa de sus labios y empuja su cadera hacia mi cara. Sonrío por la reacción que consigo de él y continúo lamiendo y mordisqueando, mientras sus gemidos aumentan en volumen e intensidad.

Definitivamente esta será una guerra que voy a ganar. Y sé que tengo a Izaya al borde del placer y del dolor.

–¿Aún duele? –. Le pregunto alejando mi cara de su pequeño agujero rosado.

–No... No duele... –. Dice con un quejido, y yo sonrío por conseguir lo que quería.

Me inclino a coger el lubricante que está sobre la mesita de noche, pero Izaya se aprovecha de mi momento de descuido y me empuja a la cama, donde caigo de espaldas y él se monta a horcajadas sobre mi regazo.

–Creo que quiero intentar algo nuevo, Shizu-chan –. Dice Izaya, con la voz entrecortada por los jadeos.

Sus ojos oscuros por la lujuria, su pelo revuelto por todos los besos y caricias que hemos compartido en estas últimas horas y su rostro enrojecido me tienen totalmente cautivado, y me quedo sin la capacidad de moverme ni un centímetro mientras agarra mi erección con su mano y la cubre de lubricante, antes de acomodar la punta en su pequeña y lamida entrada.

Se empuja lentamente hacia abajo, metiéndome lenta y tortuosamente en su interior.

–¿Intentas... Torturarme? –. Le pregunto, con los dientes apretados e intentado no empujarme el resto del camino hacia su interior.

–¿Está... Funcionando? –. Dice, llevándome el resto del camino, y estableciendo un ritmo lento con un suave moviendo de su cadera.

–Deliciosa... Tortura.

–Esto... Es la guerra –. Dice Izaya, sonriéndome hacia abajo, mientras se mueve sobre mi.

Me dejo llevar por el placer. Izaya acomoda sus manos en mis hombros, y yo agarro su cadera mientras mantengo el ritmo que él ha establecido.