MUNDO MISTERIOSO
CAPÍTULO 1. Viaje al mundo misterioso. El pacto entre elfos y leprechauns.
En las entrañas de Inglaterra, Roger miraba atentamente un frasco de cristal vacío. No tenía nada en particular pero pensaba que podía serle de utilidad en sus experimentos. Al final, desechó la idea: era muy pequeño.
La razón por la que Roger necesitaba un frasco era que estaba elaborando una poción en su caldero para volverse invisible pero no sabía dónde ponerla. Cualquiera, si lo viera, pensaría que no estaba muy cuerdo, pues tenía treinta y un años y todavía creía en la magia y en las hadas (esos seres diminutos con forma humana que conceden deseos a los que son puros de corazón). Sobre todo, esos hombres serios y aburridos, trajeados y que solo se preocupan de sí mismos. Así eran por desgracia sus superiores y lo echarían del trabajo sin remordimientos si descubrían que se dedicaba a estos quehaceres.
Cuando encontró un frasco más grande, lo llenó de su poción y lo puso en el bolsillo de su chaqueta. Luego, fue al baño y se miró al espejo. El hombre que lo miraba tenía unos profundos ojos verdes, la mirada cansada, el pelo enredado y negro y la boca pequeña, que mostraba signos de evidente cansancio. Roger intentó en vano arreglarse un poco el pelo y cogió las llaves del coche para ir a trabajar.
Roger trabajaba en un instituto como profesor de literatura clásica. A él le gustaba impartir su asignatura pero a sus alumnos no les gustaba escucharlo. La clase les parecía un aburrimiento, por eso Roger les contaba a veces aventuras sobre seres misteriosos con poderes extraordinarios, para que los alumnos se animaran y siguieran estudiando. Sin embargo, no le gustaban las clases teóricas; prefería las clases prácticas, porque en ellas los alumnos podían comprobar por sí mismos todo lo que habían aprendido. Un día, les hizo recitar a cada uno un poema de Virgilio (con interpretación y todo) delante de la clase. Al principio, los alumnos no se atrevían pero los más valientes salieron a hacer una demostración y, al final, fue una clase memorable.
Ese día, a mitad de su clase, llamó alguien a la puerta. Era otro profesor que quería hablar con él.
-Hemos organizado para sus alumnos una excursión al bosque que hay detrás del viejo molino, para que entren en sintonía con la naturaleza, que es lo que les hace falta-explicó.
-Dicen que está encantado-bromeó Roger.
-Siga con sus habladurías señor Evans, debería ir también al bosque, a ver si eso le ayuda a que se le despeje la cabeza-replicó el otro profesor.
Cuando entró, la clase entera le bombardeó a preguntas.
-Tenemos una pequeña excursión este fin de semana al bosque que hay detrás del molino-explicó Roger.
-¿El que está encantado, señor Evans?-preguntó una chica.
-Sí, efectivamente-contestó Roger.
La clase al completo se empezó a reír y un chico dijo con ironía:
-¿También veremos duendes?
-Gabriel, que no los hayas visto nunca no significa que no existan.
Cuando llegó el fin de semana, Roger y su clase fueron al bosque. Se encontraba detrás de un molino que hacía años que estaba abandonado y resultaba fantasmagórico por la noche pero de ninguna manera estaba encantado, eso sólo eran viejas historias que precisamente, a él, le gustaban mucho.
Como la excursión la estaban haciendo por la tarde, una brisa fresca corría suavemente zarandeando las hojas de los árboles. Roger llevaba su chaqueta puesta y se frotaba los brazos para darse calor.
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Mundo misterioso
FantasíaRoger, un profesor de literatura, descubre un día a un leperchaun que le dice que la única manera de ayudarlo es hablando con la elfa de los bosques. Así lo hace y aparece en un mundo desconocido, lleno de peligros y criaturas mágicas. Roger se verá...