Lo arreglaste

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¡Al fin! Finalmente mi semana de cama en casa había terminado. ¿Como se sentía?.

Increíble, como si hubiera vuelto a nacer.

Alegre, me tome la última dosis de medicamentos. Ya nunca mas volvería a tomarlos ¡Puaj! Eran un asco. Me puse en pie y fui al baño. Ya hace dos días había ido a un control al hospital para que me sacaran los vendajes. Mi mano fracturada dolía un poco, pero por suerte el yeso ya no estaba y los puntos tampoco. Aunque donde estos estaban cicatrizaba muy bien al igual que el rasguño de la chica silicona.

Tome una ducha y me vestí.

Remi seguía durmiendo conmigo en mi cuarto, pero el se encontraba abajo tomando desayuno.

Me peiné con cuidado, me lavé los dientes y me retoque un poco con maquillaje. Cuanto lo extrañaba. Ya radiante, bajé las escaleras, y adivinen que: no me sentí mareada. Así es damas y caballeros, estaba como nueva.

Vi a los chicos desayunando, sentados en la mesa todos juntos. Eleanor comía una tostada con Louis a su lado y Remi caminaba con el hervidor hacia la mesa sentándose junto a Harry.

-¡Aaaaah!- grite contenta mientras corría hacia allá.

-¡Hey!- dijo Remi- ¿Que te ocurre?

-¡Soy libre!¡No mas putas camas!- rieron.- nunca más dormiré en una.

-Tienes que seguir cuidándote- me dijo Jake.

-Al diablo con eso, enano.- respondí sentándome junto a el.

Era mi primer desayuno normal en una mesa con todos en casi dos semanas. Siempre me lo llevaban a la habitación y no me causaba mucha gracia.

Comí como endemoniada, creo que hasta mas que Niall. Terminé con el estomago lleno, casi reventaba.

-Hagamos algo divertido hoy- dije antes de que todos se pararan. -Vamos chicos, no he hecho nada en dos semanas además de estar jodidamente aburrida en cama.

-Propongo ir de camping- dijo Jake. Al parecer mi expresión había cambiado por completo a una estática. El campo difinitivamente no es lo mío, me considero una chica citadina, adicta a ver las luces de una ciudad de noche y acostumbrada a mucha gente alrededor.

Me encogí de hombros, era la ultima semana de los chicos acá y no quería arruinarlo.

-¿Entonces eso haremos?- preguntó Louis asegurándose de que a todos les gustara la idea.

Todos se vieron de acuerdo, así que tratando de que no notaran mi incomodidad asentí con una sonrisa un tanto forzada. Bien, tenía que aprender a vivir con eso... No siempre ocurre lo que uno quiere.

"Mosquitos" pensé disgustada "Odio los mosquitos"

Subí a mi cuarto y cerrando la puerta tras mis espaldas di a parar al balcón. El ruido de los pájaros era tranquilizante y agradable. Y el viento que soplaba y hacia a los arboles moverse de un lado a otro no me disgustaba, e imaginarme sintiendo toda esa naturaleza en un lugar mas rústico no me molestaba. Después de una larga meditación me di cuenta de que me vendría bien todo eso.

"Tranquilidad y soledad, justo lo que necesito" pensé sacándole el lado bueno a la situación. Quería analizar las cosas y tenia que encontrarme en un lugar tranquilo e inspirador para hacerlo.

El aire fresco llenaba mis pulmones, me senté en una de las tantas sillas que se ubicaban en el balcón mientras el sol acariciaba mi piel. Era raro tanto calor en Londres. Pero me gustaba, me recordaba a casa.

No aguanté mas; me dirigí hacia donde estaba mi cámara, busque un cable especial y la conecte a mi enorme televisor plasma. No aguantaba las ganas de ver las fotos que tenía de (Tupáis)_____.

Lo inesperado (Niall y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora