Comienza.
El telón se abre.
Las cuerdas tensan.
Una sonrisa que de vida a esta obra maestra.
No hay aplausos.
El mejor público calla para comprenderlo bien.
Rosas en tu camerino.
Manchas de carmín en mi cuello.
Y en nuestros labios la miel.
Se estremeció mi cuerpo.
En la primera nota de tu voz.
Si muerto me encontrara en ese momento.
Juro que cobraría vida.
Para volver a escuchar tu voz.
Es escuchar y no oir.
Es observar y no mirar.
Es comprender no entender.
Tu para mí y ya no hay más.