Como el fuego...
Tierna llama que da vida a esta hoguera llena de cenizas que dejaron las cicatrices del tiempo, la cuido sin cesar por si en la oscura madrugada se siente sola y el viento la quiere apagar, noto el calor que invade el triste cuerpo semejante a un cadáver, noto llamas en mi espalda viva imagen de este loco, explotas con una gama de emociones infinita tan intangible que al querer tocarla como si de magia se tratase por los huecos de mis manos se escapa, bendito fuego, maldito fuego.
Como la tierra...
Interna debajo de mi cuerpo, dando vida a la vida que existe en el universo, creces y te encuentras a más altura que una hermosa secuoya, rodeas este mundo y hasta en el fondo del mar te hallas.
Refugio de resistencia y alivio para las cargas, montañas que una estampida de piedras parecen y rozar el cielo quieren. Arena fina que me descubre un paraíso de ínfimos cristales que una ventisca árida me abrazas.
Como el viento...
Me haces levitar y me suscita, colectas y me traes tu mismo perfume, huracanes y tifones creas, a las aves subes y permites que se alcen en corrientes de calor, levantar tu falda en una brisa de verano, destrozas todo a tu paso si te enfadas y amainas cuando en mi paso te encuentras, el sonido que provocas cuando entras por mi ventana, remolinos de hojas apoyadas sobre mi tejado, quiero silbidos de pasión entrando por mis oídos.
Como el agua...
Fluir encima tuya con una barca navegar, con versos en tus grandes océanos, bucear y divagar entre estrellas de mar, un tsunami que inunda todos mis párrafos, con cada ola muero y renazco como si algo así como bautizarme hicieras, para creer solo en ti mi agua pura, la gente del planeta trató de ensuciarte y no voy a parar jamás hasta limpiar cada herida de tu cuerpo y aliviar esa carga que es vagar por este mundo, abrazame por que esta vez, no me importa si en ti me hundo.
