Me desperté del sueño y te vi,
Recostada al lado mía,
El contorno de tus caderas,
Eso sí que era poesía.
Alargué mi mano hacia ti,
Sentí tu piel cerca mía,
El sonido de tu respiración,
El sueño que mi corazón ansía.
Me encontré con tu pecho y cometí,
Un pecado tan grande como el cielo,
Y es que me imaginé a tu lado,
Besándote mientras te acariciaba el pelo.
Soñé despierto si,
Me emborraché de tu saliva,
Y en tus labios el Universo vi,
En tu mirada asomado en la cornisa.
Déjame decirte algo,
No me lo tengas en cuenta,
Eres el más bello poema,
Y morir por ti sí valdría la pena.