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diez, ( liam )
Luego de una aburrida tarde en la casa de tu abuela decidiste volver a tu casa a hacer la tarea y mirar un poco de Netflix. Ya que no quedaba tan lejos empezaste a caminar, sin importarte que empezara a anochecer. Estabas solo a unas cuadras de llegar cuando te detuviste al escuchar un ruido sobre uno de los techos como si fueran pisadas, pero no fuiste capaz de ver nada. Decidiste no darle importancia, pensando que tal vez sólo era un gato, y seguiste tu camino. Estabas por doblar la esquina cuando volviste a escuchar las pisadas en el techo. Al mirar viste una gran bestia acechándote con sus ojos amarillos.
Gritaste y empezaste a correr hacía el frente, sintiendo a la bestia en tus talones. Diste tantas vueltas y te metiste en tantos lugares que sin saber como, terminaste en un callejón sin salida. Pagaste tu espalda a la pared y miraste a la bestia con temor. Estaba a unos pasos de ti, mirándote.
Era la cosa más horrenda que viste en toda tu vida, con sus muchos colmillos y ojos amarillos como los de león. Parecía un lobo, sólo que mucho más feo y grande. Se paró en dos patas, cosa que dudabas que puedan hacer y rugio.
—Por favor, no —suplicaste mientras lágrimas caían por tus mejillas.
Se volvió a parar en sus 4 patas y empezó a avanzar hacia vos a paso lento, acechándote. Tu espalda tocó la pared, giraste la cabeza a un costado y cerraste los ojos cuando te rugió en la cara.
Nada. Nada pasó.
Abriste los ojos al escuchar otro rugido, aún más fuerte. Ahí estaba Liam, un compañero tuyo de la escuela, con el que nunca hablaste pero siempre te pareció lindo. Tenía los ojos amarillos, pelos en las mejillas, orejas puntiagudas, colmillos y garras. Pero él no quería lastimarte, realmente parecía como si quisiera protegerte.
Ambos empezaron a pelear y lo único que podías hacer era mirar, tal vez porque te tapaban la salida y no te animabas a correr por su lado, o tal vez porque tu cuerpo no te respondía.
Liam le hizo un gran corte a la bestia, quien aulló de dolor y lurgo salió corriendo en sus 4 patas. Cuando tu compañero volvió a mirarte volvia a ser el mismo de siempre.
—¿Estas bien? —preguntó suavemente.
Dio un paso hacia ti pero instintivamente tú retrocediste. Tu espalda volvió a quedar apoyada contra la pared.
—No me lastimes —pediste aún asustada.
—Tranquila —murmuró y levantó las manos mientras comenzaba a avanzar lentamente hacia ti—, no quiero lastimarte, sólo saber si estas bien.
—S-si.
Se detuvo al quedar a una distancia prudente y estiró su mano con una pequeña sonrisa amable en sus labios.
—Soy Liam —se presentó.
—Lily —respondiste y tomaste su mano algo dubitativa—. ¿Q-Qué era eso? ¿Qué sos vos?
—Un hombre lobo, como yo.
—¿Como vos? —inquiriste frunciendo el ceño—. Pero si no se parecen en nada.
—¿Qué te parece si te acompaño a tu casa y te cuento en el camino? —sugirió—. Ya es de noche y supongo que estas agotada.
No entiendo como no salió corriendo la chica ahre
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