Desde que encontré las marcas en la pared no he parado de darle vueltas al asunto.
He contado las marcas de cada tipo. Todas de más de doce días. Pero hay algo que me he dado cuenta y me intriga bastante. Siempre la señal trece está mas alejada de las doce anteriores...es como...
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No sé porqué, pero al aparecer en todos los patrones debe significar algo.
Tiene que pasar algo ese día que todas señalan alejándolo del resto.Vuelvo a escuchar las malditas pisadas de nuevo. Me pongo en guardia.
Para mi «ponerme en guardia» es irme a la esquina más alejada de la puerta y colocar mis manos alrededor de mis rodillas. Me he vuelto bastante débil aquí, ¿Vale?Abre la puerta uno de los perros falderos del gordo. No el que me pegó, si no el otro.
Me deja la comida en la cama, pero en lugar de irse como hace el otro siempre se sienta en la cama y me mira sonriendo.-Ven y come.
-No pienso acercarme a ti. Y menos sentarme contigo.
El chico se ríe y empieza a comerse la comida del plato. Mi comida.
-¿Qué haces idiota? Para la mierda que me dais y te la comes...
-Si la quieres ven. O acabaré comiendomela yo solo.A la mierda, tengo muchísima hambre. Y si mi quisiese hacer algo ya me lo habría hecho.
Me acerco lentamente al borde de la cama sin dejar de mirarle.
Mientras mastico el sándwich no puedo evitar mirarle, es guapo. Muy guapo, pero me es imposible no sentir repugnancia ante él.-¿Está bueno?-Me pregunta el chico.
-¿Cómo?
-Te digo que si está bueno el sándwich.
-Ah, si si. Pero me da mucha sed. ¿Puedes traerme algo?
-Claro preciosa.
Le sonrío y se levanta.
-Oye,¿Cómo te llamas?
-Ángel.
-Irónico...
-¿Porqué preciosa? ¿Te parezco un Angel?-el tal Ángel se ríe mientras me mira de arriba abajo.
Yo me levanto y le sonrío.
-No, lo digo porque eres justo lo contrario. Un maldito demonio.
Ángel me mira perplejo. Se pone serio y gira automáticamente hacia la puerta. Salgo corriendo hacia ella pero él la cierra rápidamente.Mierda.
Al rato llega con un vaso con un líquido amarillo claro.
Se acerca a mi y me lo ofrece.
Parece que ha notado mi cara de asco porque de ríe.
-Es limonada tranquila, tomala.
Cojo el vaso no muy convencida y le doy un pequeño trago. Sabe bien...
-Así que, un demonio eh
Me mira divertido mientras se tumba en lo que ha sido mi cama estos días que he estado aquí.-Pues sí
-Entonces mi jefe te va a encantar Ninna.
-¿Sabes mi nombre?
-Claro que si preciosa. Cuando veo chicas como tú me intereso en saber sus nombres.
Se sienta en la cama y empieza a jugar con mi pelo, yo me aparto rápidamente. Odio que me toquen el pelo, y más aún si es mi secuestrador.
Le miro seria y le digo:
-¿También te interesaban el nombre de las otras chicas?
Ángel me mira sorprendido, la misma reacción que su compañero.
-¿Cómo sabes lo de las otras chicas?
-Hay marcas por toda la habitación y son la mayoría de pintalabios. No creo que ningún chico lleve pintalabios encima.Me mira divertido y gira la vista a las paredes.
Se mueve por ellas y las toca con las manos, acariciando las marcas.
-Todas ellas hermosas, encantadoras e inteligentes como tú.
Hay algo en su voz cuando dice «como tú» que hace que un escalofrío recorra mi columna.-¿Puedo hacerte una pregunta Ángel?
-La que quieras preciosa.
-¿Qué pasa el día trece?
-¿El día trece? No sé a qué te refieres.
-Me he fijado que en todas las enumeraciones, cuando llega el dia trece hay un espacio entre la marca doce y la trece.-Muy astuta Ninna... Pero te equivocas de pregunta. La pregunta adecuada sería ¿Qué pasa el día doce?
-¿Qué pasa ese día...?
Me estoy poniendo nerviosa y veo todo nublado. Estoy mareada.
Eso no era solo limonada...joder, me ha drogado.Ángel se acerca a mi y ne dice al oído con una voz que me eriza la piel
-Ya lo descubrirás hermosa. Llevas aquí once días. Mañana sería el día doce...
Lo último que recuerdo es sentir como mi cabeza cae en el colchón de la cama inconsciente.
Por milésima vez desde que estoy aquí.