Muerta

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El suelo estaba manchado de sangre. Mis ojos estaban abiertos por el impacto, estaba muerta. No sé como ni porqué. Pero lo estaba.
Irene estaba muerta.
Me costaba respirar, no lo entiendo.
La pistola la tenía ella, y disparó. En cambio la que murió fue ella...no entiendo.

Me arrodillo ante el cuerpo de Irene y me seco las lágrimas de mi cara. No recuerdo cuando empecé a llorar, supongo que desde que Irene levantó la pistola en mi dirección.
No entiendo...

La puerta se abre de golpe y entran Ángel, Sergio y «El Gordo», este último sonriendo.

-Vaya, vaya. Lo cierto es que durasteis más que las otras eh. Me habéis sorprendido hermosa.
-No entiendo...ella me disparó. No entiendo nada.-digo sin apartar la mirada del cadáver de Irene.
-¿Ángel?
-¿Sí, jefe?
-Quédate con ella mientras Sergio va a deshacerse del cadáver. Yo tengo que hacer un par de llamadas.
-Claro, jefe.
Sergio coge a Irene y se la lleva arrastrándola por el suelo dejando una marca de sangre por donde va.

«El Gordo» me guiña un ojo y cierra la puerta de un golpe. Estamos los dos solos.
Yo sigo de rodillas junto a donde estaba antes Irene.
-Ninna...tengo que explicártelo.
-No entiendo. Ella fue la que me disparó a mi. Fue ella a mi. Pero en cambió la bala la recibió ella...
-La pistola estaba trucada Ninna.
-¿Cómo que trucada?
Me giro y miro directamente a sus ojos marrones.
-Pues eso. Trucada. La pistola estaba del revés.
-Sigo sin entender una mierda. ¿Trucada? ¿Del revés?
Ángel resopla y pega golpecitos en la cama indicandome que me siente a su lado.
Yo me levanto torpemente del suelo y me siento a su lado. Miro a la pared fijamente y siento mi cuerpo tenso. Ha sido un golpe duro, tan repentino...

Miro a Ángel y le veo mirarme las piernas mientras se coloca el pelo hacía atrás con la mano.
Siente mi mirada y sube la vista a mis ojos.
-Bien. Te lo explicaré.
La pistola la diseñó mi jefe para «jugar». Aparentemente es una pistola normal, pero tiene el cañón del revés, lo que hace que al disparar el que reciba la bala sea el mismo dueño de la pistola.
-Pero...eso es, cruel. Dais la esperanza de que pudiese salvarse. De volver con su familia...¡con su hijo!
-Te hemos salvado la vida de cierta manera Ninna. Si no llega a estar la pistola trucada ahora mismo estarías muerta con Sergio buscando una manera de deshacerse de ti.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo en ese instante.

-Es una manera también de que las que sobreviven no se sientan mal con ellas mismas.
-¿Cómo?
-Claro, no te sientes culpable de su muerte. Se mató ella solita, quiso matarte. Así que de cierta manera murió una asesina, ¿No crees?

No puedo creerlo.

-¿Me estás diciendo que os de las gracias?-Ángel me mira confundido. No esperaba esa respuesta.- Te equivocas mucho. No murió una asesina. Murió una chica intentando salvar su vida, una chica pensando en su familia, en su hijo. Murió una chica desesperada por salir. Aquí los únicos asesinos sois vosotross.
Nos mirabais por esa puñetera cámara mientras nosotras tomábamos la decisión que marcaría nuestra vida o nuestra muerte.

Empiezo a llorar y me tiro en la cama ocultándome de aquel ser despreciable que presenció la que iba a ser la escena más impactante de mi vida.
Noto que unos brazos me cogen de la espalda y del hombro y me levantan. Me encuentro con la mirada de Ángel y pasa su brazo por mis hombros en un intento de reconfortarme. Pero yo solo siento asco. Intento apartarme pero él me agarra fuerte de manera que apenas puedo moverme. El sueño empieza a ganarme la batalla y caigo dormida entre los brazos de mi secuestrador.

Abro los ojos y me encuentro sobre la cama. A los pies de esta hay una camisa negra y un conjunto de ropa interior del mismo color.
« El Gordo» está en la puerta mirándome sonriendo.
-Vaya, se despertó la princesa.
-No me llames de esa forma idiota.
-Oh vaya, una princesa guerrera. Me gusta.
Se acerca a mi mirando de una forma que no me gusta.
-No te acerques a mi maldito...
-Tranquila, con ese olor ni las aves carroñeras se acercarían a ti.
La verdad es que si huelo fatal. Pero es normal, llevo ya más de un mes aquí y no me he duchado ni un sólo día. Y han pasado muchas cosas.

-Esa ropa es para que te duches. Hay una ducha aquí al lado. Ese es el premio por haber superado la pruebaa.
-¿Cómo? ¡¡Dijiste que me soltaríais!!
-Nunca te han dicho que no debes fiarte de los extraños, ¿No? Debí suponerlo cuando te subiste borracha a la camioneta aquella noche.
-Me recogisteis vosotros...
-Claro cielo. Coge las cosas y acompañame.
Asustada y con todo mi cuerpo temblando cojo las cosas de la cama y le sigo. Por primera vez voy a salir de la habitación...

Me pone un pañuelo ante los ojos. Para no reconocer el camino supongo. Andamos mucho y en un momento siento que andamos en círculos, me está despistando. Recuerdo que el día que llegué dijo que todas las chicas habían sido muy inteligentes. Supongo que alguna consiguió descifrar el camino aún con los ojos vendados.

Nos paramos y me quita la venda. Observo que es una habitación igual de oscura que la mía pero esta tiene un plato ducha y un váter.
Él se sienta en la tapa y se queda quieto mirándome sonriendo.

-Vamos, desvistete.
-¿Cómo? Contigo delante no pienso ducharme.
-Vamos a ver hermosa. Aquí harás lo que yo te digo. Así que no me hagas perder el tiempo y quítate la puta ropa. ¿O prefieres que lo haga yo?

Llorando empiezo a desvestirme. Cuando estoy completamente desnuda intentando tapar lo máximo con mis manos y me giro para ducharme. Muy a mi pesar observo que la ducha no tiene ni puerta ni cortina.
*Maldito pervertido*
Miro a «El Gordo» y su mirada recorre todo mi cuerpo. Me mira de una forma asquerosa que me da arcadas.
-Duchate.
Me giro dándole la espalda y abro el agua. Me coloco debajo y empiezo a llorar.
Mezclando mis lágrimas con el agua fría de la ducha.
Al cabo de unos minutos escucho que «El Gordo» se levanta y se dirige hacia mi. Yo no me giro pero me mantengo inmóvil, tengo miedo.
Coloca una mano sobre mi mejilla y yo me estremezco. Comienza a deslizar su mano áspera por todo mi cuerpo.
-Por favor, no me hagas nada.- empiezo a llorar...
-Shh...eres preciosa. ¿ Te lo habían dicho antes?
-Por favor...no te he hecho nada. Déjame salir. Juro que no diré nada a nadie. Pero, por favor, déjame.
El hombre sonríe y me da un beso en el cuello que me hace girar y echarme hacía atrás quedando acorralada entre la pared y él.
Ahora tiene una vista perfecta de mi cuerpo. Veo en su mirada lujuria y yo solo deseo estar en el lugar de Irene en este momento.

-Veamos de lo que eres capaz Ninna. Veamos lo guerrera que puedes llegar a ser.

Someone who rescue me? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora