Capítulo 25

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Inusual a las actitudes demoníacas, Spencer se acercó a paso lento hacia mi. Volvía a tener el traje blanco, que se movía al compás de sus pasos. Los estudiantes desaparecieron, y el brazo de Luke en mi hombro ya no estaba. La temperatura bajó en el pasillo. Un humo provino de mis labios cuando exhalé, y el frío puso mi piel de gallina. El cabello rubio de Spencer se movía de lado a lado. No sonreía, pero podía persibir cierta diversión en sus ojos. Cada vez estaba más cerca de ella. Hasta que estuvo lo suficientemente cerca de mi como para posar su mano en mi hombro. Y ya no era de día. Y tampoco estabamos en la escuela.

No sabía hasta donde podían llegar los poderes de los demonios. Ni cuánto daño me podían causar. Pero sabía que los demonios no podían teletransportar, al menos no físicamente. Todo pasó muy rápido como para marearme. Un momento estaba oscuro. Y al siguiente una música electrónica retumbaba en mis oídos. Por instinto llevé mis manos a mis oídos y cerré mis ojos. Cuando por fin me adapté al alborto, abrí mis ojos. Estaba en un club. Cuerpos sudados se movían al compás de la música. Miré a mi alrededor hasta encontrar a Spencer frente a mi. Se movía entre la multitud con una sonrisa en su rostro. Y aunque yo no estaba caminando, me movía junto a ella, como si estuviese levitando. Llegué a la conclusión de que debía ser un recuerdo o sueño procedente de su memoria.

Algo que llamó la atención fue el comportamiento de las personas a mi alrededor, o al menos, alrededor de Spencer. Algunos hombres afeminados, bailando entre si, mujeres con mujeres y hombres con hombres. El lugar tenía pinta de club gay, y me costaba entender por qué estábamos aquí.

- Spencer - susurré, y al ver que ni yo podía escucharme, le grité - ¡Spencer! - y nada.

Mi voz no existía, y era solo una expectante de la escena. Miré por todos lados tratando de encontrar alguna salida celestial, mas solo ví oscuridad, y las luces que podía ver estaban siendo manejadas por el DJ.

Al final, Spencer paró frente a una mesa, donde había una persona encorbada. Sabía que era hombre debido al tamaño grotesco que tenía. Con su mano en la del hombre, se deslizó elegantemente en el sillón de enfrente.

- Que lugar más peculiar para una cita - comentó Spencer aun con una sonrisa.

- ¿Te gusta tu identificación falsa? - la voz del hombre se escuchaba horrible. Y no me refiero horrible en sentido de sexy o algo parecido, sino que parecía una grabación. Era como si el DJ estuviera programando una canción electrónica, pero con la voz del hombre. Y rápidamente me dí cuenta que esto era intencional. Si tan fácil era para Spencer decirme quién era su amante, ¿por qué no lo hacía y ya?

- ¿Qué es ésto? - le exigí. Mis manos abiertas golpearon la mesa. - ¡Solo dime quien diablos es!

Spencer continuaba conqueteando con el hombre. Quien bebía un fuerte trago. Ni siquiera podía verlo claramente. Ni el cabello, ni sus ojos, y hasta su color de piel era indefinido. ¡Estaba protegiéndolo!

- ¿Qué haces? - le grité harta de tanta mierda. Esto es un juego, solo un juego para ella. O tal vez seguía teniendo miedo. Tal vez aun no haya superado su muerte, y este re-viviendo su vida. No sabía lo que era verdad y lo que no. Nunca había tratado así con demonios y su comportamiento siempre fue ilógico.

El hombre le ofreció un trago a Spencer, la cuál lo aceptó gustosamente.

- Parece que Time esta retumbando el lugar - dijo ella mordiense el labio inferior.

Necesitaba salir de aquí ya. No estaba obteniendo nada, y me sentía impotente al ver como Spencer frágilmente caía en sus manos.

Y fue como si ella hubiera escuchado todo este tiempo. El momento paró. Nadie se movió. No había más música ni risas. Hombres y mujeres se congelaron en el lugar. Solo se escuchaba la respiración y los pasos de alguien atrás. Si algo bueno me había enseñado Gruwell, y lo cuál nunca he olvidado, niña, si tienes miedo, jamas te enfrentes rápidamente, toma tu tiempo y calma, y entonces enfrentalo. Y tal vez no quiso decir necesariamente los demonios, pero me ha ayudado mucho, o las veces que he tenido el tiempo de recordarlo.

Me giré sobre mis talones con lentitud, temerosa de que hubiera una cara espantosa a centimetros de mi cara. Entre los cuerpos, la Spencer suicida se acercaba a mi con su traje blanco. Cuando estuvo a una distancia prudente de mi, sonrió con tristeza.

- ¿Por qué no solo me dices y acabamos con ésto? - pregunté, temiendo alterarla y que me dejara aquí en este mundo espiritual.

Me mandó a callar con su dedo índice en su labio - Está escuchando. Siempre, está, escuchando - susurró.

Los cuerpos desaparecieron. El amante ya no estaba. No había rastro de Spencer llena de vida. Las luces volvieron y Spencer suicida desvaneció ante mis ojos.

Help, I See Dead PeopleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora