DOS

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Yo lo conocía. ¡Por supuesto que sí! Aquella persona era Kim Nam Joon, nada menos que uno de los escritores más reconocidos en los últimos dos años. No era mi favorito si me dejan acotar, pero tenía una forma de escribir que atrapaba a quien leyera sus creaciones, quizas por eso se hizo tan famoso en el mundo de la Literatura moderna. Y también esta el hecho de que es terriblemente guapo con un estilo único. Refrescante.

Él me miro y sonrió amablemente. Sonrisa perfecta. Se acerco un par de pasos sin sacar sus manos de sus bolsillos.

Era más alto de lo que esperaba y también más guapo, pero sin duda era su altura lo que llamaba la atención. Si no tuviera esa sonrisa amable juro que me daría algo de miedo. Su cabello rubio estaba algo despeinado debajo de ese gorro de punto negro que llevaba, tenía sus típicos lentes de marco negro como en las fotos y estaba vestido impecable: Camisa blanca debajo de unos pantalones de vestir ajustados y una chaqueta tejido algo holgada.

-Solo estaba mirando.- hablo sacándome de mi "pequeña y discreta" observación.

-Oh bueno, no hay problema. Lo dejare a solas, si le resulta más comodo.- Me di la vuelta un poco pero su voz me detuvo. Mamá siempre me había dicho que debía dejar que los clientes eligieran sus muñecas a solas, sin la presión de pensar quien los juzgaría por llevar tales muñecas.

-En realidad.- Su voz era sensualidad cayendo de su boca. Profunda y baja.- Quería hablar de esto con alguien que supiera más que yo.- Rio mirando hacia el suelo, algo avergonzado. Tierno.- Lo siento.

-No te preocupes. Te sorprenderías de saber cuantas personas preguntan eso.- Sonreí mordiendo mi labio inferior con nerviosismo. Él me miro por un momento pero enseguida miro hacia la muñeca que estaba en el mostrador.

-¿Quienes compran muñecas?

-La clientela es muy variada.- digo apoyando los codos en el recibidor, tratando de relajarme un poco.- Padres que quieren ser más originales en Navidad. Coleccionistas. Abuelitas. Esposos que las llevan como regalo...

-¿Se le regala una muñeca a una mujer madura?- me interrumpe algo sorprendido.

-Bueno... todos tenemos un niño dentro ¿no? Ademas ellos nos piden que las hagamos iguales a sus esposas en algunos casos.- Él me mira y parece estar pensando en alguien porque niega con la cabeza murmurando algo que no logro entender.

-En fin, son muy hermosas.

-Porque estan hechas a mano. Cada detalle es único.- Mi orgullo por mi madre es lo que me hace hablar. Realmente me gustaba como mamá trabajaba, cada muñeca era una pieza hermosa y valiosa, como un diamante.

-Ya veo...- De repente, se me queda mirando fijamente y yo siento mis manos sudar más que antes. ¿Por qué me miraba así? ¿Por qué yo reaccionaba de esta forma?- Tienen cierto parecido a ti.

-Eso es porque es mi musa inspiradora.- La mano de mamá se apoya en mi hombro sobresaltándome. Kim Nam Joon parece sosrprendido tanto como yo al notarla. ¿Cuando había llegado?- Buenas tardes, mi nombre es Anna, la dueña.

-Oh, un gusto. Kim Nam Joon.- Estrechan las manos profesionalmente y yo me quedo al margen de la conversación, como siempre.- ¿Y estabas buacando algo en específico?

-Nada realmente. Solo me dio curiosidad y entre para ver.

Mientras mamá y él hablaban sobre las muñecas, yo me escabullí y abrí la puerta del pequeño taller. Antes de salir de allí, di una última mirada y me sorprendí al ver a el famoso escritor mirándome y dedicandome media sonrisa.

Mierda...

Baje las escaleras rapidamente y cuando me asegure de que estaba sola, respire profundamente.

Dolls Eyes (RM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora