Dolls Eyes (RM)

DIEZ

La casa de los Hamilton era tan hermosa tanto por fuera como por dentro. Su decoración era de estilo vintage, algo que me encantaba en lo personal. Había muchos muebles vacíos con algunos jarrones y alguna que otra baratija también, supongo que el huésped debía ocupar los estantes con sus cosas, pero Nam Joon no lo hizo a pesar de que ya estaba aquí desde hace una semana.

-Llevare a tu amiga a una de las habitaciones.- Nam Joon me mira y yo asiento algo tímida. A decir verdad, aún estaba algo tensa por la fiesta y el hecho de estar en la casa de Nam Joon no era algo minímo.- Relájate Aurora, estas a salvo.

Su sonrisa logra tranquilizarme un poco.

Da media vuelta y se va por un pasillo que está al lado de las escaleras. Cuando ya no puedo verlo más largo el aire que no sabía que contenía.

Mis pies piden a gritos un descanso por lo que me siento en el sofá color crema que esta justo frente a la chimenea. Miro mis zapatos de tacón y mi ceño se frunce al verlos tan arruinados, todos llenos de barro y rasguñados gracias a las ramas, hasta uno de los lazos se había roto.

Y ni hablar de mi ropa. Estaba asquerosa.

Recuesto mi cabeza y cierro los ojos disfrutando del fuego que calienta mi frío cuerpo.

Esto no había terminado, para nada. Aún tengo que llamar a papá e inventar alguna excusa para explicar porque no dormiré en casa hoy. Y eso sabiendo que descubrirán mi mentira en la mañana cuando despertaran y vieran las noticias.

¡Obviamente que la fiesta iba a ser un buen tema de conversación para el pueblo!

"Adolescentes se burlan de sus padres y sus mayores al hacer fiestas ilegales en propiedad privada. ¡Drogas, alcohol y menores! No se lo pierdan.

Sip, ya puedo imaginar los diarios.

Iban a matarme, de eso estaba segura. Pero eso no era nada comparado a lo que los padres de Lila harían con ella. La destriparian viva y sin anestesia. Auch.

-Tu amiga esta inconsciente.- La voz de Nam Joon me saca de mis pensamientos haciendo que lo mire.- ¿Esta bien ella? Podemos ir a un hospital.

-No te preocupes, solo está dormida.- susurro volviendo a mirar el fuego.- Tiene el sueño muy pesado.

-Ya veo.- Escucho unos pasos acercarse y luego siento como se sienta a mi lado, algo alejado.- ¿Tu estas bien?

-Sí, solo algo asustada y cansada.

-¿Qué te asusta?

-Mis padres.- rio.- Ya puedo imaginar el castigo.- Lo escucho reírse también, ronco y suavemente.

Giro mi rostro hacia él y muerdo mi labio, nerviosa.

-¿Podríamos pasar la noche aquí?

Parece pensarlo por un momento pero luego me sonríe.

-Por supuesto. Hay muchas habitaciones libres.

Respiro aliviada y vuelvo a recostar mi cabeza en el respaldo cerrando los ojos.

¿Qué?

Mis ojos se abren de la nada al sentir como Nam Joon levanta mis piernas para ponerlas en su regazo. Mi cuerpo se gira de repente haciendo que agarre el respaldo del sofá con una mano y la otra la apoye detrás de mí para no caerme.

-¿Qué estás haciendo?- Logro preguntar por fin, aunque mi voz sale algo chillona.

Sus largos dedos acarician la tira rota de mi zapato tocando levemente mi piel, sin mirarme.