SEIS

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-Dime una cosa Aurora.- dijo Nam Joon.- ¿Es verdad el famoso dicho; "Pueblo chico, infierno grande"?

Habíamos caminado por el centro hace al menos diez minutos desde que bajamos del autobús, hasta ahora todo iba de maravilla, nada de incomodidades, al menos eso quería aparentar.

-Solo cuando el chisme es muy bueno, al menos en este pueblo.

-¿Infidelidades?

-Solo si es alguien de la iglesia.- Los dos reímos.- Si, creo que este pueblo ya vio todo.

El sol ya se estaba escondiendo, estábamos un poco más cerca del invierno y hoy había salido algo tarde de la escuela. La brisa de otoño me estaba dando frio en mis piernas y desee haber usado calcetines más largos.

-¿Quieres entrar ahí?- Nam Joon señalo un pequeño restaurante.- Yo invito.

Me hubiera gustado decir que no como una chica linda que no come tanto, pero mi estómago decía lo contrario. Tenía el presentimiento de que si me negaba, este rugiría a propósito.

-Claro.- Mejor prevenir que lamentar ¿no?

El lugar era aún más acogedor por dentro, como se esperaba de este pueblito de hadas. Las pinturas en las paredes y la bandera italiana daban a conocer lo obvio, además de esos tradicionales manteles a cuadros rojos y blancos.

Comida italiana.

Nos sentamos en una mesa para dos en un rincón algo apartados de los demás, enseguida el mesero vino y tomo nuestra orden, lasaña para los dos.

Mientras esperábamos decidí sacar mi celular y ver si tenía algún mensaje nuevo.

¿Cómo está todo por allá cariño? ¿Los chicos se portan bien? ¿Necesitas que vaya por tí? Avísame cuanto antes amor.
Papá.

-¿Tu novio?- La pregunta de Nam Joon me asusto en serio, al punto de tirar mi celular en la mesa, a lo que él río.- Le sonríes a la pantalla.- señala el celular.

-No tengo novio.- Suelto una risita.- Solo es... Alguien que todavía piensa que tengo cinco años.

-Ya veo.

El mesero viene con dos copas, una botella de vino y una de cola. Nam Joon le agradece una vez que este deja todo en la mesa y se marcha, toma la botella y la descorcha con agilidad, se sirve hasta el tope y luego me mira.

-¿Gustas?

-Mi vino hasta los veintiuno es la cola y el zumo de arándano.- digo en broma.

-No sabes lo que te pierdes.- Vuelve a poner la botella en la mesa y huele su copa para luego tomar un sorbo con elegancia.- Delicioso.

Mierda.

-¿Cómo es la vida en la ciudad?- dije aclarando mi garganta.

Necesitaba cambiar de tema y dejar de mirar su boca envidiando a una maldita copa de vidrio.

Nam Joon deja la copa sobre la mesa y apoya los codos en esta también, su vista se dirige a mi mano que juega con el borde de mi copa llena de cola.

-Ruidosa sin duda. Mucha gente también. Variedades.-Hace gestos con su mano.- Es como si allá todo fuera muy rapido, todo el mundo se mueve de un lado al otro con mucha prisa, no toman un descanso recién hasta la noche. ¿Has estado en una Aurora?

-No.- Él alza las cejas sorprendido y yo sonrió algo apenada.- Lo más parecido que vi de una vida urbana es este pueblo, antes solía vivir en una granja con mi abuela.

Dolls Eyes (RM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora