CATORCE

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-¿Y ella que hizo al respecto?- pregunto la chica de tacones negros.

-Bueno...-La chica de tacones rojos ríe con un poco de burla.-Según ella, se divorciara. Pero todos sabemos que no lo hará. ¡Por favor! ¡Su marido es el dueño de media ciudad! ¿Lo dejara solo por un revolcón con la nueva secretaria? La remplaza y ya. Además, Tiffany es igual a nosotras, amamos gastar el dinero de nuestros maridos infieles.

-Tienes razón. Yo no lo dejaría.- acota la de tacones negros.

-Yo menos.- dice la de tacones rojos.

-Yo sí.- susurro yo... sentada... en el retrete del baño del centro comercial.

¿Como llegue aquí?

Bueno, luego del mensaje de NamJoon todas mis pasadas inquietudes pasaron a un tercer plano, solo podía pensar en si le contestaba o lo ignoraba, lo cual fue una perdida de tiempo porque sabía que iba a contestarle. A los segundos de que mi mensaje se mando, me llego su respuesta, diciendo que nos encontraríamos en el centro comecial. Las clases terminarón y vine corriendo hasta aquí.

Entonces...

¿Cómo llegue aquí? Solo quería orinar, pero termine sabiendo que Tiffany no dejara a su marido infiel dueño de media ciudad, solo porque le gusta ser una mantenida millonaria.

-Aunque...- Tacones Rojos siguió hablando.- Nadie sabe de esto, solo nosotras dos.

-Y yo.- sonreí mirando mis bragas.

-Tiffany jamás dejara que esto llegue a la prensa.- Tacones Negros parece estar segura de lo que dice.- Son la pareja perfecta de la ciudad, todo el mundo los ama. Si llegara a...

El ruido de la puerta abriéndose interrumpió a las dos mujeres, quienes se callaron de inmediato. Créanme, no pude sentirme más aliviada, aunque el chisme estuvo bueno.

Los ruidos de los tacones sonaron hasta que ya no se escucharon más.

Al salir del baño mire hacia todos lados esperando ver una figura alta, pero no encontré a nadie lo suficientemente parecido a él.

¿Y si se largó?
Estuve veinte minutos en el baño escuchando una conversación ajena, por lo que no me parecería ilógico. Pero aun así pudo haber esperado un poco más ¿no?

Saco mi celular del bolsillo esperando ver nuevos mensajes, pero solo tengo los de Lila, quien me envía fotos graciosas de su madre. Que decepción...

Camino hasta la fuente de agua y me siento en el banco de esta. Cada día hace más frío y yo aún no quería sacar mi abrigo de mi armario. Seguro lo sacaría cuando me enferme de neumonía o algo peor.

Luego de unos minutos esperando, mi celular empieza a vibrar en el bolsillo de mi falda. Al ver la pantalla mi corazón se detiene por un segundo, pero enseguida reacciono y acepto la llamada.

-Namjoon...

-Tu falda es muy corta linda.

Su voz... Juro que su voz podría hacerme venir. Solo su voz.

-¿Estás aquí? ¿Puedes verme?-Miro a mi alrededor tratando de encontrarlo.

-Sí, puedo.- ¿Por qué yo no?- Y muchos hombres más, y no me gusta nada.

Mierda, me estoy mojando demaciado rápido.

Debo hacer algo, demostrarle que dos pueden jugar este juego.

Una idea cruza por mi cabeza.

-Siempre pensé que la falda era corta.- Sonrío coqueta mientras me levanto.- ¿Se me ve algo?- digo juguetona mientras tomo el final de la falda levantandola un poco.

Lo escucho gruñir.

-No hagas eso Aurora.

-¿Hacer qué? ¿Esto?- Vuelvo a levantarla. Mi sonrisa se dibuja sola al escucharlo gruñir de nuevo.

Quiero más.

-Dimé... si salto, ¿creés que se puedan ver mis bragas?

-Ni se te ocurra.

Muerdo mi labio inferior sin dejar de sonreír, sintiéndome sexi como nunca. Como una maldita niña mala.

Me pongo de puntitas y veo otra vez a mi alrededor, entonces lo encuentro. Vestido de negro, de pies a cabeza, con un barbijo y lentes oscuros, muy bien camuflado entre la gente. Su mirada penetra todas mis barreras a pesar de que no puedo ver sus ojos directamente. El aire es caliente ahora, y no hay nadie más para mí. Solo él y yo.

-Sal por la puerta de emergencia.- Su tono es duro y ronco.- Ahora.-Entonces da media vuelta y sale por donde debía salir yo.

Tomo mi mochila y empiezo a caminar, casi corriendo, hacia la salida, chocando con un par de personas.

Al llegar a la puerta, apoyo la mano en ella y respiro hondo. Mi rostro se siente caliente y ni hablar de esa zona.

Abro la puerta con fuerza y lo primero que veo es un callejón sucio y vacío. Mi ceño se frunce al no ver a Namjoon.

De repente, alguien toma mi brazo y me empuja contra la pared de ladrillos bruscamente. Mi cuerpo en seguida es aprisionado por una fuerte masa de músculos y calor, y mis brazos están sobre mi cabeza, siendo sujetados. Pobre mi mochila que solo quedo en ese sucio cemento.

Pero no me importaba. Estaba acorralada por este hombre.

-Tú, pequeña.- Miro los ojos de Namjoon que están mucho más oscuros de lo normal. Ya no tenía puestas las gafas, pero si el barbijo.- Lo que hiciste estuvo muy mal.- Roza su erección en mi vientre.

-Solo quería saber si la falda era muy corta.- digo entrecerrando los ojos queriendo más de su tacto.

-Yo te diré.

Una de sus manos suelta mis muñecas, que enseguida son agarradas por su otra mano. Esta baja por mi cuerpo hasta llegar al final de la falda. Su frente se apoya en la mía y su mano se adentra en mi falda.

-Ah.- gimo.

-Mira lo corta que es.- Da una fuerte nalgada sorprendiéndome.- No me ha costado nada meterme.- Da otra nalgada.

-¡Ah!- gimo más fuerte.

-Shh... no queremos que otros veán esto.

Nunca me habían nalgueado antes, no me hubiera dejado si me lo decía de antemano. Pero mierda, se sentía bien. La zona caliente de mi trasero chocaba con el viento frío dándome una adrenalina totalmente excitante.

Su mano sale de mi trasero y se pocisiona en mi cara, tomándola con firmeza. Nuestros ojos conectan otra vez, haciéndome sentir sin fuerzas.

Teníamos una conexión que no encontraríamos en otras personas.

Su frente se apoya en la mía y su aliento penetra la tela de su barbijo negro chocando con mi boca entreabierta.

-Ya no hay vuelta atrás.- habla mientras pone un pulgar en mi labio inferior, acariciándolo.- Estamos jodidos.

Comprendo lo que quiere decir, está dándome la oportunidad de empujarlo, gritarle pedófilo y salir corriendo. ¡Pero eso era imposible! Lo único que quiero en este momento es sentir su piel desnuda contra la mía y que me tome con fuerza.

No iba a escapar.

-Seguiré adelante.

Dolls Eyes (RM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora