-Niños, hoy tenemos un nuevo alumno en la clase – frente a la plaza central se había construido la escuela de Red Apple Village, un edificio rectangular algo grande, en el centro del mismo había un lindo jardín junto con una fuente, originalmente se había contemplado usarlo como la casa del gobernador de la villa, sin embargo, se consideró que se desperdiciaría mucho espacio, por lo que terminó siendo la primer escuela mixta de la villa, y me refiero a mixta porque había desde jardín de niños, hasta preparatoria, la educación era uno de los factores más importantes en la villa - ¿Quisieras presentarte por favor? – los alumnos nuevos no eran muy comunes en el Instituto Mike LaFonte, nombrado así por el gobernante que decidió convertirlo en escuela, por lo que la intriga y la curiosidad inundaban a la clase del segundo grado de la maestra Aba Iveth – vamos no seas tímido, pasa al frente – la maestra Aba, delgada, morena, de estatura mediana y siempre perfectamente bien vestida, invitaba al alumno nuevo a presentarse, era un niño de cabello rizado y castaño, con ojos color chocolate y una alegría y paz plasmada en ellos.
-Ho... Hola... - su voz era tímida, pero al ver las sonrisas cálidas y las miradas expectantes de sus compañeros y maestra se sintió más animado a hablar – Me llamo Samael, Samael Anhur, tengo siete años y en un mes más cumpliré los ocho; vivo con mi padre Diavolos, el no tiene una profesión fija, pero en Casta Leona, donde vivíamos, era uno de los más hábiles herreros y cazadores del pueblo.
-¿Dónde es Casta Leona? – preguntó una dulce niña de cabellos rojizos.
-Casta Leona esta en el territorio desértico, cerca del mar de plata y el mar de seda – respondió Samael sumamente entusiasmado – a una hora a pie de la ciudad de Vertisa, y a muchos días en carreta de aquí.
-¿Tu mamá no vive con ustedes? – un chico robusto y rubio hizo el comentario desde la fila trasera del salón, de inmediato la expresión de Samael se ensombreció, sin embargo, no permitió que su sonrisa se borrara.
-Sí, se llama Ginebra Escarlata, es una mujer sumamente linda y agradable – comenzó a relatar Samael con una mescla entre alegría, nostalgia y tristeza en su vocecita – ella hacía los pasteles más deliciosos y bellos en Casta Leona, tenía una voz muy linda, como si escucharas a un ángel cantar, y su piel era tan suave como los pétalos de una rosa... - hizo una breve pausa e intentó suprimir un sollozo que amenazaba con escapársele en cualquier momento – mi madre vive... vive en mi corazón y el corazón de mi padre – los murmullos y cuchicheos se escucharon en todo el salón, la maestra le dirigió una mirada compasiva a Samael y el niño continuó hablando – bien, me gusta leer y jugar mucho, también me gustan mucho los animales – el cambio de conversación relajó la extraña tensión que se había producido – me gustaría ser como mi padre cuando crezca, saber de todo un poco y tener la habilidad para hacer muchas cosas, espero llevarme bien con todos ustedes y hacer muchos amigos – giro a ver a su maestra, buscando en su rostro algún gesto que le indicara que podía volver a su lugar.
-Puedes sentarte – indicó la maestra – bienvenido Samael Anhur – el chico hizo una pequeña reverencia en señal de agradecimiento hacia su maestra y sus compañeros, quienes comenzaron a aplaudirle en señal de bienvenida.
Las clases continuaron sin más emoción; durante el recreo, Samael comenzó a hacer amigos, no le costó trabajo, pues era un chico sumamente divertido y hábil; a la hora de salida Samael se apresuró en llegar a su casa, ansiaba contarle a su padre como había ido su día, ayudarle en el taller que estaban instalando, terminar de desempacar, y recoger flores para el lindo altar que planeaba construir para su madre.
La casa de los Anhur era realmente pintoresca, estaba en la orilla sur de la villa, un linda cabaña de dos pisos, la planta baja estaba dividida en un taller de trabajo con rejas de hierro en lugar de paredes y un amplio almacén para guardar materiales, una sala acogedora con chimenea, un comedor pequeño, la cocina, y un pequeño almacén para despensa, en el segundo piso se encontraban solo dos habitaciones, solo las necesarias; tenían un pequeño jardín que planeaban usar para plantar algunas flores y semillas.
Al llegar a la casa, el aroma de la madera de pino se vio opacado por el fuerte aroma a flores recién cortadas y pays, pasteles y panes recién horneados.
-Parece un hombre muy habilidoso señor Anhur – la voz de una mujer puso en alerta a Samael, dejó su mochila sobre el banquillo del piano y se dirigió a la cocina.
-Por favor señora Rich, llámeme Diavolos – Samael asomó la cabeza un poco solo lo suficiente para ver a una robusta señora algo mayor ataviada en un ajustado vestido naranja calabaza platicando animadamente con su padre.
-Bien, pero solo si usted me llama Gretta, Diavolos – Samael se asomó un poco mas y dio unos suaves golpecito en el marco de la puerta llamando la atención de la señora y de su padre.
-Ah, Samael, ¿Qué haces aquí a esta hora? – Diavolos parecía desconcertado.
-Ya salí de la escuela papá – respondió Samael con un suave tono burlón en su voz.
-Oh, lo siento, olvidé ir por ti – Diavolos dibujó un mueca de arrepentimiento y disculpa hacia su hijo.
-No importa papá, buenas tarde señora – Samael extendió su mano a la señora Gretta Rich, quien se quedó observando en silencio el cuadro familiar.
-Buenas tarde muchachito – Gretta no dudó en tomar la mano del pequeño, y le dedicó una cálida y alegre sonrisa – tú debes ser el famoso Samael, tu padre me ha contado maravillas de ti – Samael le devolvió la sonrisa.
-Hijo – Diavolos rodeó la mesa de la cocina y se situó junto a Samael – ella es la señora Gretta Rich, es la vecina de a un lado, vino a darnos la bienvenida al vecindario.
-¿Usted trajo todas esas flores y pasteles? – los ojos de asombro de Samael no cabían en su rostro.
-Claro que no pequeño – negó Gretta tras una breve carcajada – no soy la primera en darles la bienvenida, y me temo que tampoco seré la última, aquí en Red Apple Village somos muy cálidos con los nuevos vecinos, espero la villa les agrade – Gretta se levantó de su asiento y se encaminó a la puerta principal, seguida por Diavolos y Samael – bueno, cualquier cosa que necesiten no duden en visitarme – Gretta se despidió y se fue a su casa. Diavolos y su hijo se vieron por unos segundos y luego comenzaron a reír.
-¿Cómo te fue en la escuela? – preguntó Diavolos mientras recogía algunos de los panes que le habían regalado.
-Bien papá – Samael analizaba con detenimiento los obsequios de sus vecinos – a un niño se le atoró una canica en la nariz – Samael tomó una bola de queso y siguió a su padre a la cocina – a un maestro se le voló el peluquín, y encontré una rana en una jardinera – puso el queso en la mesa y se sentó, mientras, Diavolos preparaba la comida.
-¿Una rana? – escuchaba encantado a su pequeño.
-Sí – Samael se veía realmente emocionado al narrar su primer día de clases para su padre – resultó que era la mascota de una niña de quinto, ¿A ti qué tal te fue?, ¿Ya terminaste de instalar el taller? – Diavolos colocó un plato lleno de rebanadas de pan con queso en la mesa, tomó un jarro de jugo de naranja de la despensa y sirvió un poco en dos vasos, luego se sentó a un lado de su hijo para comer juntos.
-Pues, no tuve mucho tiempo para terminarlo, hubo muchas visitas durante toda la mañana, al parecer elegimos un buen lugar para vivir.
-Lo sé papá, este lugar es fantástico, ¿crees que a mamá le hubiera gustado vivir aquí? – desde que Ginebra Escarlata, la madre de Samael, había fallecido, el pequeño solía preguntar a su padre los gustos que tenía su madre, al principio fue doloroso para ambos, pero poco a poco, esa pregunta se convirtió en la clave de la seguridad y alegría de Samael.
-Sí, a tu madre le hubiera encantado vivir aquí – Samael dedicó una radiante sonrisa a su padre y dio un gran mordisco a su pan con queso.
Tras la comida, Samael ayudó a su padre a terminar el taller, mientras este le ayudaba con su tarea; entre ambos recibieron a las pocas visitas de la tarde; antes del anochecer, Samael se dedicó a hacer un pequeño altar a su madre justo sobre el piano que ella solía tocar, colocó un retrato pequeño, junto con un ramos de flores en un jarrón, una vela y el libro favorito de su madre.
-Listo, bienvenida a casa mamá – Diavolos sonrió con tristeza a su pequeño hijo, sentía una punzada de dolor al ver como recordaba con tanto cariño a su madre, pero a su vez sentía que era una forma de mantenerla cerca de ellos.
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Red Apple Village: La reina de las bestias
Science FictionLas bestias del bosque rojo han despertado, Arcan, su antiguo rey, ha fallecido, antes de su muerte eligió a una nueva heredera. La oscuridad amenaza el bosque rojo y Red Apple Village, una hermosa villa entre el denso bosque y un muy alto acantil...