Capítulo 4: La leyenda

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-No vas a creer lo que soñé papá – Samael caminaba sumamente entusiasmado a un lado de su padre en dirección de la escuela.

-¿Fue el sueño de los frijolitos rancheros bailarines otra vez?, porque déjame decirte que ese sueño fue increíble – Diavolos cargaba con la mochila de su pequeño, ganándose muchas miradas a su paso.

-papá, ese fue tu sueño – comentó Samael entre carcajadas.

-¿seguro? Apostaría que fue tu sueño.

-por eso no te dejo ir a los casinos – ambos estallaron en carcajadas, llamando la atención de algunas madres que acompañaban a sus hijos.

-cuéntame, pequeño demonio, ¿qué soñaste?

-Soñé con un fénix – comentó Samael maravillado – estaba en mi habitación buscando algo en el armario, no se dio cuenta de mi presencia hasta que me acerque a la cama, tomo algo del fondo del armario y voló hacia la ventana, era una especie de rata o algo parecido – Diavolos escuchaba atento el relato de su hijo – intenté levantarme para abrirle la ventana pero me detuvo, toco mi frente con su pico y sentí que una luz me llenó, luego vi un paisaje sumamente hermoso, había una vereda en medio de un enorme campo lleno de pasto verde, me pareció ver tierra flotando, y de ella caía agua, era el atardecer, parecía haber dos soles...

-¿Dos soles? – Preguntó repentinamente Diavolos – si con uno hace un calor horrible, ahora imagina con dos.

-Sí, sería horrible, vi un árbol, no sé de qué clase era, pero estaba muy grande y daba mucha sombra, no imaginas quien estaba bajo el árbol – los ojos de Samael se llenaron de un brillo especial.

-¿Quien? – Diavolos parecía entusiasmado por la historia de su hijo.

-Estaba mamá, con su vestido verde favorito, leyendo un libro, me saludó y me sonrió y corrí a abrazarla, platique con ella – El rostro de Samael se iluminó de repente al recordar aquella escena; Diavolos no podía hacer más que observar atónito a su pequeño.

-¿Y que le dijiste? – la emoción que Diavolos sentía comenzaba a reflejarse en su mirada.

-Eso es secreto, pero te extraña, y te ama, y dijo que nos cuida y nos espera – llegaron frente a la puerta de la escuela, Diavolos se agacho para abrazar a Samael, quien no dudo en devolverle un fuerte abrazo.

-Yo se que tu madre nos ama y nos cuida pequeño, anda a la escuela, pórtate bien y no hagas travesuras.

-No, señor – respondió Samael como si de un soldado se tratase.

-vendré por ti a la salida, espérame.

-sí, señor – se dieron un último abrazo y Sama el corrió a su salón de clases.

Diavolos llegó al mercado a comprar algunas cosas que le hacían falta, se quedó con las palabras de su hijo en la mente y el corazón.

Mientras tanto, en la escuela, los niños participaban con energía y entusiasmo en la clase, el sonido de la puerta los sobresaltó.

-Adelante – indicó la maestra Iveth – un señor ya mayor asomó la cabeza en el salón de clases.

-¿Se puede? – los niños sonrieron al reconocer al visitante, de inmediato se pusieron de pie para recibirlo con cortesía.

-¡Ah! Señor Argán, no lo esperábamos hoy – la maestra le señaló al visitante que ingresara en el aula.

-Sí, lo sé, mañana deberé ausentarme, así que pensé en adelantar el día del cuento – sonrió a los niños que lo veían llenos de ilusión.

Red Apple Village: La reina de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora