Red Apple Village: La reina de las bestias

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-Escuche que la casa Harris al fin ha sido habitada – una plática dominical como cualquier otra durante las compras en el mercado de la villa – es una de las casas más emblemáticas de la villa – Gretta acompañaba a Diavolos mientras le contaba los últimos sucesos de relevancia en la villa; de cierta manera, a él le complacía escucharle con aquellas noticias, ya que simbolizaba que toda la atención estaría puesta en los nuevos inquilinos y no en ellos – por lo que oí, es la hija de un rico abogado de Farheaven, ¿puede creerlo? UN ABOGADO DE FARHEAVEN – Gretta se aseguro de remarcar a la perfección dichas palabras – con lo que se dice de ese lugar, supongo que debes de saberlo.

-No en realidad, no conozco mucho de Altarian, por lo que me pareció un maravilloso lugar para vivir – Diavolos sonrió al ver a su pequeño jugando con la hija de Gretta, ambos se divertían haciendo que el ulqui persiguiera un pedazo de cordón - ¿Qué es lo que se dice de aquel lugar?

-solo las peores cosas mi buen señor – acomodándose el cuello de su vestido morado, Gretta paso de una cara alegre a una de malestar de un momento a otro – es un lugar de refugiados, vagos y ladrones, parias exiliados de sus reinos natales por cometer crímenes y fechorías atroces.

-suena totalmente fascinante – Diavolos alzó una ceja divertido al escuchar las palabras de Gretta.

-No lo diga ni de broma mi buen amigo, esa gente y su reina son peores que los Almarianos del reino de Arcodia, y eso es mucho decir – Gretta logró arrancarle una leve risotada a Diavolos, él era consciente de todo lo que se hablaba del reino vecino, sin embargo, le parecía de lo más agradable escuchar la opinión de su vecina, aquella mujer que parecía alabar y hablar bien de todos en la villa; alcanzaron un puesto de verduras frescas, seleccionando unas cuantas de la cosecha del propietario – parece que la Diosa Luna te ha favorecido Pichere.

-Los Dioses siempre se han mostrado benevolentes con mi familia y con la villa misma, Gretta, incluso a los nuevos vecinos los ha acogido bajo su manto de abundancia – Pichere, un escuálido y bigotón señor asintió sonriente a Diavolos – mi hijo mayor me contó de la cacería de anoche, te estamos agradecidos por llevarlos al límite con Thunderstruck.

-No es nada, los novatos no deberían cazar de noche ni en terrenos peligrosos – el recuerdo del consejo de Regina invadió su mente y su corazón haciéndolo vibrar levemente; fueron los sonidos de admiración y sorpresa los que lo devolvieron en si al instante mismo en el que una rubia y angelical dama se acercaba al puesto donde se encontraba; con sumo desinterés se aparto del puesto tras pagar sus adquisiciones, entonces fue en busca de su pequeño quien jugaba alegre sentado en una fuente.

-¿Podemos comprar pastelillos? – Distraído con su mascota la pregunta de Samael llego a oídos de su padre al instante que el cachorro rodaba en el suelo.

-Si eso logra levantarte el ánimo; no sabía que lo estabas entrenando

-No lo hacía, él solito hace esas gracias – una leve risita emergió de la garganta de su hijo; a los pocos segundos, un suave y femenino carraspeo llamo la atención de ambos, alzando la mirada al mismo tiempo se toparon con la rubia angelical quien les sonreía amable.

-Hola, perdonen la intromisión, he visto al gatito y me ha llamado la atención – su melodiosa y acaramelada voz a la par de sus sonrojadas mejillas le brindaban un risueño rostro encantador y radiante; poniéndose en cuclillas acercó una mano al pequeño ulqui, quien de inmediato intentó arañarle y morderle, haciendo que la mujer callera de espaldas y Samael diera un salto para tomarlo en brazos.

-Mis más sinceras disculpas – Diavolos, como buen caballero, se puso en pie extendiéndole una mano para ayudarle a levantar – usualmente no se comporta de esa manera – aun en brazos de Samael, el ulqui gruñía a la chica sumamente enojado - ¿Por qué no te adelantas a la pastelerías hijo?