Capítulo 3: Una presencia inusual

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La noche se presentó oscura y sombría en Red Apple Village, ni el mas mínimo susurro del viento, ni el maullar de los gatos, ni la música de los grillos resonaba en aquella villa; una tenebrosa bruma se alzaba por el acantilado y lentamente se acercaba a la villa.

Como la noche se presentó tan silenciosa y solitaria, Regina y las bestias aprovecharon para salir de su escondite y pasear un rato en el bosque encantado. Arcan, el fénix, sobrevoló la villa solo para asegurarse que todo mundo dormía, regreso con su ama y se poso majestuosamente sobre su mano.

-Me complacen tus noticia Arcan – la suave voz de Regina parecía apenas un susurro en el viento.

Arcan asintió con la cabeza hacia Regina, después salió volando hacia el interior de la cueva para llamar a las bestias.

Regina fue la primera en salir; la brisa nocturna impregnada de agua salada acaricio su rostro y le tumbo la capucha de la capa, dejándole al descubierto, siempre que salía de la cueva, aun siendo de noche, procuraba ocultar su rostro del mundo exterior, no por fealdad, en realidad, ella era hermosa, su negra cabellera y sus facciones tan bien marcadas y femeninas la hacían parecer un ángel bajado del mismo cielo; no tardo mucho en volver a cubrirse con su capa, esta era de un tono tan negro que lograba perderse en el cielo nocturno, y tan larga que, al menos, arrastraba medio metro de tela al caminar.

Hizo una seña hacia las bestias, las cuales salieron lentamente de la cueva; una vez afuera todas, corrieron en direcciones diferentes gozando de la "libertad" de aquel momento. Arcan iba de árbol en árbol, vigilando que las bestias no fueran más allá del límite del bosque, temía que llegaran a la orilla que daba a camino de terracería usado por los pobladores y no encontraran el camino de regreso a la cueva.

Regina, por otro lado, caminaba lento entre los arboles del bosque, solía detenerse a admirar algunas flores, o algún animal que se detenía en su camino para verle, ella simplemente sonreía y seguía su camino, aunque su sonrisa era difícil de ver oculta en aquel capucha; se detuvo unos momentos contemplando a las bestias bebes jugando entre ellas, no habían ido muy lejos de la cueva, además de que estaban vigilados por, al menos, una de las madres.

Un fuerte rugido que estremeció todo el bosque sacó a Regina de sus pensamientos; Regina y las bestias corrieron lo más rápido que pudieron hasta el lugar de donde provenía el rugido.

-Taeroc, ¿Qué sucede? – Regina casi cae al suelo al llegar al lado del ulqui que observaba la villa desde la orilla del bosque, un gruñido leve hizo a Regina voltear y percatarse de lo que ocurría: la bruma que se había alzado había llegado hasta la villa, de ella habían aparecido alimañas y seres extraños y deformes, todos compuestos de humo negro – Bien chicos, creo que hoy tendrán el banquete de sus vidas, andando – las bestias dibujaron una amplia sonrisa y salieron disparados en dirección de la villa.

Poco a poco, las bestias devoraban y se deshacían de las criaturas de humo, sin duda alguna, este era un alimento que en pocas ocasiones aparecían tan voluntaria y apetitosamente, y siempre que aparecía, era porque algo terrible estaba a punto de ocurrir. Regina caminaba por las calles de la villa con Arcan en su manos, las pocas criaturas que escapaban de las bestias eran cazadas por Arcan y destruidas por Regina, ambos disfrutaban el paseo por la villa, podían poner atención a todos los cambios que había sufrido con el paso de los años.

-Mira Arcan, han construido esta casa, incluso tiene un taller, ¿Crees que sea de un carpintero o un herrero? – Arcan emitió un suave sonido, Regina soltó una suave y encantadora risita, desvió la mirada y se percató que una de las criaturas se introducía a la casa que estaban observando – Arcan, una de esas cosas entró a la casa, tráela – Arcan salió volando en dirección de la casa y atravesó la puerta sin ningún problema, buscó en toda la planta baja por aquella criatura, entre los libros del librero, dentro del piano, en la despensa, debajo de la mesa, incluso bajo la chimenea, buscó en los huecos de los escalones y nada; voló hacia las habitaciones superiores, solo había dos, entro en una, los ronquidos del señor que descansaba plácidamente en aquella habitación lo tomaron por sorpresa. Se apresuró a buscar la criatura, fallando en su búsqueda, solo le quedaba un lugar en el cual buscar, voló a la habitación de al lado y se topó con una cama vacía, sin duda alguien la había ocupado, pues las cobijas estaban revueltas y había una almohada en el suelo, Arcan no se hizo muchas preguntas y buscó, un par de minutos pasaron cuando escuchó la puerta abrirse, un chiquillo de algunos ocho o nueve años lo observaba con asombro, Arcan intentó no ponerle atención, pues escuchó un sonido sospechoso dentro del armario de aquella habitación, el chiquillo entró en la recamará y cerró la puerta mientras Arcan se introducía en el armario.

Arcan encontró a la pequeña criatura de humo negro en un rincón del techo del armario intentando escapar, de una embestida atrapó su pie y lo lanzó fuera del armario, se apresuró a atraparlo antes de que pudiera llegar al niño, quien veía sorprendido los movimientos de Arcan desde la comodidad de su cama, el fénix atrapó entre sus garras a la criatura y la apretó con fuerza para que no se le escapara, voló hacía la ventana preparándose para salir.

-Espera, te golpearas con la puerta – dijo el pequeño, intentó bajar de su cama para abrirle la ventana a Arcan, sin embargo este le detuvo, lo miró a los ojos e hizo que regresara a su cama y se acomodara para dormir, con su pico tocó la frente del chiquillo, quien al instante cayó dormido; no se notó pero Arcan dibujó una leve sonrisa y abandonó la habitación, volando velozmente hacia Regina, quien había llegado a la orilla central del pueblo.

-Has tardado mucho Arcan, ¿Todo bien? – Regina tomó la criatura de entre las garras de Arcan y la destruyó, Arcan emitió un suave sonido desde el fondo de su garganta, sonido que Regina interpretó muy bien – ¿de modo que está despierto? – con solo ese sonido, Arcan había relatado a Regina todo lo ocurrido en la casa a la que había entrado a buscar a la criatura, emitió otro sonido – Buena estrategia, ponerlo a dormir, esperemos que se despierte pensando que solo fue un sueño – Regina le sonrió y continuó con su defensa de la villa, la bruma casi se desvanecía por completo, las bestias hacía un trabajo increíble, comían todo lo que se les atravesara, como si llevaran meses sin ser alimentadas.

Una flecha, procedente de la bruma, logró herir a Regina en el brazo, después la bruma desapareció por completo, Arcan revisó a Regina, extrañamente, la herida despedía un ligero humo negro, como si de fuego se tratase, ambos se observaron por un momento, mientras las bestias se agrupaban alrededor de ellos.

-Vamos a casa – dijo Regina con un hilo de voz, las criaturas emprendieron el camino de regreso, tras comprobar que no había sido una herida de gravedad, Arcan buscó la flecha con que Regina había sido herida, Taeroc se detuvo junto a ella y la rozó con su nariz, ella se giró y le acarició el rostro, Taeroc le invitó a subir a su lomo, a lo cual Regina no se negó, subió al ancho y peludo lomo de Taeroc, Arcan depositó la flecha en las manos de Regina – nunca había visto una flecha como esta Arcan – Taeroc se desplazaba lento por la villa, Arcan iba en uno de sus cuernos, escuchaba y observaba atento a Regina – el astil parece de una madera ya extinta, creo que es de Rapa Nui, pero, oscurecida – llegaron a la orilla del bosque sin darse cuenta, Regina estaba sumergida en la composición de la flecha – la punta parece labradorita, es muy hermosa en realidad, y la pluma parece de un cuervo albino, esto no tiene nada de sentido – Regina guardó la flecha en un bolsillo de su capa, ya habían llegado a la cueva.

Una vez ahí, Arcan y Regina buscaron alguna medicina para sanar su herida, a ambos les parecía extraña; llegaron casi al amanecer, las bestias cayeron dormidas de inmediato, después del gran banquete que tuvieron y de una larga noche en vela, era lo que más deseaban. Regina se quedo despierta unos minutos más, estaba sentada en una roca a la orilla de un ojo de agua dentro de la cueva, describía con detalle lo que había ocurrido, con la esperanza de que, cuando estuviera mas despierta, pudiera encontrar alguna relación en los escritos de sus antepasados.

Red Apple Village: La reina de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora