capitulo 2

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Iván Smirnov es el Santo Grial.» Eso es lo que Alex me había dicho aquella noche, justo después de: «Caramba, katerin, qué sexy estás».

Creo que esperaba que me ruborizara, sonriera y le diera las gracias por sus amables palabras, pero como no lo hice, carraspeó y fue al grano.

—Supongo que sabes quién esSmirnov , ¿no?

—Ya has visto mi currículo —le recordé—. ¿Te has olvidado de la beca?

Durante cuatro de los cinco años que pasé en la Universidad de Texas tuve la suerte de ser la beneficiaria de una de las becas deSmirnov  Internacional, y cada semestre ese dinero marcó la diferencia entre el todo y la nada. De todas maneras, con beca o sin ella, hay que ser de otro planeta para no conocer al individuo en cuestión. A sus treinta años, el solitario campeón de tenis ha reunido los millones ganados en premios y patrocinios y se ha reinventado a sí mismo. Su fama de tenista no ha tardado en quedar eclipsada por su nueva faceta de emprendedor. El vasto imperio de Smirnovgenera millones todos los años. 

—Claro, claro —contestó Alex, distraído—. Bueno, el martes el Equipo Abril hará su presentación ante  Smirnov  Technology.

En AENSI DESIGN, todos los equipos de producto llevan el nombre de un mes. No obstante, y a pesar de que tiene veintitrés empleados, la empresa todavía no ha echado mano de los meses de otoño e invierno.

—Eso es fantástico —le dije de corazón.

Tanto los inventores como los diseñadores y los propietarios de nuevos negocios están dispuestos a todo con tal de lograr una entrevista con Iván Smirnov . El hecho de que Alex hubiera conseguido semejante cita era la prueba definitiva de que mis esfuerzos por conseguir el trabajo habían valido la pena.

—Es increíble —ratificó Alex—. Vamos a enseñarle la versión beta del software de entrenamiento en 3D. Brian y David vendrán conmigo —añadió.

Se refería a los dos especialistas de diseño que habían escrito la mayor parte del código del producto. Si tenía en cuenta sus diseños a todo lo relacionado con el deporte y el interés deSmirnov Technology en la medicina deportiva y el entrenamiento, no me quedaba más remedio que reconocer que Alex se disponía a lanzar otro producto ganador.

—Quiero que nos acompañes a la reunión —me dijo, y logré evitar el ridículo que hubiera supuesto alzar el puño en señal de victoria—. Tenemos concertada una entrevista con Presten Herodes. ¿Sabes quién es?

—No.

—Claro, nadie lo sabe porque Presten Herodes es un don nadie.

Así que después de todo Alex no había conseguido un encuentro con . No Smirnovbastante yo tenía la sensación de saber adónde nos llevaba nuestra charla.

—A ver, sabrina, una adivinanza: ¿cómo se las arregla un genio en alza como yo para conseguir una cita en persona con un pez gordo como Iván Smirnov ?

—Haciendo contactos —contesté.

No había sido una estudiante de matrículas de honor por nada.

—Y para eso precisamente te he contratado —dijo mientras se daba golpecitos en la sien y sus ojos recorrían mi vestido hasta detenerse en el escote.

Al menos no fue tan grosero como para decir abiertamente que confiaba en que esa noche sería mi escote —y no sus diseños— el que lograría interesar a Smirnov lo suficiente para que asistiera personalmente a la reunión. Con sinceridad , yo no creía que mis chicas estuvieran a la altura: soy atractiva, pero mi belleza es más del tipo «chica de la puerta de al lado», la clásica novia de Norteamérica. Además, me consta que a Smirnov le gustan las supermodelos de pasarela.

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