Capítulo 9: Alejandría

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Nuestra parada por Egipto fue maravillosa. Nunca olvidaré lo que significaba encontrarse en ese lugar, y cerca de tanto conocimiento. Odeline decía que mi rostro se cubrió de luz cuando vi la gran biblioteca, junto con la sabiduría que emanaba de ella...vaya, fue una experiencia magnífica.

En el puerto, para nuestra suerte, encontramos personas que compartían nuestro lenguaje, una familia inglesa, los Smith, llevaban aproximadamente 2 años viviendo en esa tierra, por lo que conocían el lugar. George y Janne Smith...muy ricos por cierto, aún así podíamos presenciar la inquietud y soledad que tenían. Al encontrarnos se alegraron y nos ofrecieron hospedaje...por el hecho de parecer similares. Sin embargo, advertí a todos que no mencionaran nada acerca de nuestros planes, el señor Seng un amigo mercader, Odeline mi dama de honor y Hann...mi hermano pequeño.

Sean bienvenidos a Egipto ¡¡ Lady Seline, Señor Seng, Dama y el pequeño Hann, por favor, acepten nuestra invitación y tomen asiento.

Gracias Señor George –Dijimos en coro-

Ellos son mis hijos, Adam, el mayor, quien por cierto maneja muy bién el idioma y las costumbres, Anna, Fredd, y el pequeño Thomas que duerme.

Y mi querida esposa Janne.

Pude notar un ambiente...muy extraño entre ambos. Pensaba que seguramente habían discutido o algo así pero...no imaginan lo que sucedería después.

Si me permite, Señor George, necesitamos conocer el lugar y me preguntaba si Adam podría ayudarnos con eso...le pagaremos con monedas de plata.

No tenemos monedas de plata Aurora- Susurró Odeline.

Tranquila, sé lo que hago.-

Claro, mi Lady...Adam, ¿Qué dices? –Dijo George.

Si padre, Si mi Lady, iré con ustedes.-

Bueno, deben tener hambre, por favor pasen al comedor-. Dijo George.

Cuando nos dirigíamos, Adam me tomó del brazo y susurró: Hagan lo que hagan no coman bocado de esa comida por favor-. Luego se retiró.

¿Qué sucede?- preguntó Hann

Finjan que comen de esa comida...El chico nos advirtió, después preguntan, ahora vamos.

En la mesa, ninguno de los niños habló, y Adam, el mayor, nos observaba. Janne, su esposa sólo miraba su comida, cuando de pronto Odeline se dirigió a Adam.

Entonces Adam, estudiaste en este lugar, ¿verdad?.-

Así es señorita, he pasado los 2 años estudiando en Alejandría.-

¿Y como es que lo hacen? ¿Tienen amigos del lugar?.-

Señorita...-Exclamó George- si, tenemos amigos aquí, pero eso no es de su incumbencia. Disculpe mi Lady, pero su dama de honor nos ofende.

Me disculpo Señor...-

Al terminar la cena, e irnos a dormir, le dejé un papel a los 3 para reunirnos al madrugar en el patio, para hablar de lo sucedido. Cabe mencionar que dormimos en habitaciones diferentes.

Disculpe Aurora, pero esto es muy extraño...siquiera los hijos de este hombre son normales, y sé de niños.- Dijo el señor Seng-.

Sí Aurora, mejor vámonos de este lugar.-

Escúchenme...estos niños están en peligro, y Adam es el único que puede ayudarnos a encontrar un mapa con alguna ruta a oriente, les pido tengan paciencia hasta mañana, nos marcharemos en cuanto tengamos lo que necesitamos.

La Última batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora