XI

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El reloj marcaba ya las cinco cuando entré en el ascensor. Cambié la mochila de hombro, di un ligero suspiro y abrí la puerta de casa.

- Ya estoy en casa

- En casa estoy- apareció Blue batiendo las alas.

- ¿Axel?- avancé hacia el interior del piso.

La sala estaba tal cual la había dejado, aunque en el aire se podía apreciar un ligero olor a comida. Dejé la mochila al lado de la mesa de la cocina y me acerqué a la puerta de la habitación de Axel. Ligeramente toqué a la puerta.

- ¿Hola? ¿Axel? ¿Estas enfadado? ¿Puedo pasar?- pregunté pero no recibí respuesta- Tal vez no está en casa... Mal será que se haya perdido...

Rebusqué en mi mochila y encontré mi móvil, sin batería. Recogí el cargador de mi habitación y lo puse a cargar. Me dejé caer en el sofá mientras observaba la televisión apagada.

- También sería normal que él quisiera marcharse. De golpe se ve viviendo con una desconocida...

Entonces escuché la puerta de la entrada abrirse. Me incorporé y pude ver a Axel entrar con un tiesto con camelias rosas.

- ¡Oh! Ya has vuelto. Bienvenida. – comentó sin dejar el tiesto.

- No, Bienvenido de vuelta tú. ¿Qué haces cargando eso? – observé- ¿Y vestido cuál jardinero? Vaya pintas- y no pude evitar una risotada al verle cubierto de tierra.

- Estuve ayudando a Furio, el jardinero, con la parte lateral del jardín, como regalo me dio estas camelias... ¿Me las puedo quedar?

- Pues claro. El tiesto no es muy grande así que puedes colocarlo donde quieras.- comenté mientras me acercaba a él.

- Hum... Mi madre solía tener iris encima de la mesa del comedor.- murmuró.

- Pues pon estas en la mesa, aunque cada vez que tengamos que comer habría que quitarlos...- medité.- Ya sé.

Me dirigí a la última habitación de la casa donde guardaba los trastos, rebusqué entre la gran maraña de cosas que había y encontré un viejo taburete alto de madera negra. Lo coloqué entre pegado a la pared del salón.

- ¿Qué tal? Si lo pones aquí no estorbará. Podrás verlo cuando estés aquí y cosas así- señalé. 

- Perfecto- se le alegró la cara mientras lo dejaba sobre el taburete y lo observaba unos pasos más atrás.

Noté que mi móvil comenzaba a sonar, de inmediato me dirigí a él y respondí. Al escuchar las noticias no pude sino esbozar una sonrisa que sorprendió a Axel.

- Prepárate Axel, nos vamos a cenar fuera.- comenté colgando.

- ¿Eh? ¿A dónde?- se sorprendió.

- A Francia.

- ¡¡Qué!!- exclamó sorprendido.

- Venga, date una ducha rápida y vístete que nos vamos.- comenté entrando en mi habitación para cambiarme también.

No me puse algo muy llamativo, pero tampoco iba con ropa de calle. Axel ya estaba en el salón vestido bastante bien, todo había que decirlo. Aquella chaqueta de cuero negra no le quedaba mal. Me alegre de que se la comprara la otra vez.

- Sabes que para llegar a Francia hay que cruzar el mar ¿Verdad?

- No te preocupes por ello, de paso haremos una parada en la casa de tus padre. Si recuerdas donde esta y si quieres ir, claro.

Opiniones Disidentes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora