Capítulo 2 - Conociéndonos.

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Pov Nathan.

Es increíble que cuando piensas que todo está bien, que tienes una familia irreemplazable, dos mejores amigos de oro y una vida llena de lujos y comodidades; el destino te deja destrozado y todo lo bueno que antes te hacían sentir completo, en un segundo desaparece.

Soy Nathan Gutiérrez, tengo 17 años, vivo en Washington, mis mejores amigos; antes mencionados; se llaman Katherine Valderrama con 19 años, está de novia con un buen chico llamado Alán, él cuál ya fue amenazado con que la pasará muy mal si le hace daño a mi hermanita. Después está Lautaro Castillo, tiene 17 años, soltero. Ellos viven conmigo en Washington.

Lo dicho anteriormente, con respecto al destino, lo dije porque él fue el responsable de sacarme a mi familia completa en un instante, sin que yo me diera cuanta siquiera. Sé que lo tengo que superar, que, sino, caeré en una depresión y sentimiento de soledad casi eterno, pero como dicen: "del dicho al hecho, mucho estrecho". No puedo, simplemente, hacer borrón y cuenta nueva, pasar la página fingiendo que lo que pasó es ajeno y no me afecta, dar un paso adelante, atrás, a la izquierda o, incluso, a la derecha sin que me invadan recuerdos en la mente, mirar a mi alrededor sabiendo y rememorando cada abrazo, beso, caricia, reto, felicitación y castigo y hacerme el tonto cómo si nunca hubiese ocurrido. Definitivamente, renuncio a tratar de renunciar a la familia que perdí.

Ustedes se preguntarán si ¿tengo familia en alguna otra parte del maldito planeta? Pues... sí, si tengo, pero no se pueden hacer cargo de mí por un tiempo, están sufriendo demasiado con problemas en su país y yo no les quiero agregar más piedras a la mochila que están cargando. Así que, lo que me depara hasta que ellos se puedan hacer cargo de mí es estar en una casa de acogida, por un tiempo.

Mi nueva "familia" es la familia Sánchez, de la cual sólo conocí a Ruth, Jacob, Tadeo, Lucas y Nair. Todos ellos son adultos, pero no pasan los 58 años; ya les he tomado cariño en poco tiempo, ya que me tratan cómo alguien más en la familia.

Ahora estoy con ellos en su casa desayunando, me hicieron levantar temprano porque, según ellos, tienen una sorpresa que me alegrará un poco. El "tío" Lucas me dijo:

-Nathan, espero que nuestro invitado te caiga bien, es joven, al igual que vos y es mi sobrina preferida, así que te pido que te comportes, eh muchachito.-su comentario me hizo reír.

-Tranquilo Lucas, va a ser alguien un poco insignificante para mí.- le dije indiferente. Aún no me sentía del todo bien con lo de mi familia.

Ruth había ido a buscar al invitado especial al otro lado del país y supuestamente hoy venían.

Alguien tocó la puerta y supuse que eran ellos, así que sin más decidí abrirles y la sorpresa que me llevé fue colosal.

El o, mejor dicho, la invitada especial era una chica de más o menos mí edad, ojos verdes claros, pelo rubio ligeramente ondulado, cuerpo definido, alta, casi de la misma altura que yo: 1,70 m, hermosa y su mirada transmitía nostalgia, tristeza y culpabilidad.

-Hola, soy Nathan, encantado de conocerte.-saludé.

Ella simplemente asintió con la cabeza. Ruth me saludó. Lucas saltó, literalmente, de su asiento para abrazarla. Ella parecía ausente, cómo si su cuerpo estuviera, pero su corazón y su mente no. Se fue a dónde le indicaron que era su habitación sin chistar ni hablar una sola palabra.

Ruth se percató de mi asombro y me dijo:

-Hijo, trátala con mucho cariño y cuidado, sufrió algo parecido a lo tuyo y todavía no quiere bajar del shock.

La miré comprensivo y me encaminé a mi habitación, hasta que escuche un sollozo vagamente reprimido y me paré en seco frente a su puerta. Abrí despacio, tratando de que no se diera cuenta que yo estaba ahí y funcionó.

Sólo espero que lo que le haya pasado no sea lo que me estoy imaginando.

Barreras para Amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora