El agrado generado por la lluvia era algo que compartían abuelo, padre e hijo. Sentado en su habitación, en su cama, Gonzalo podía sentir cómo paulatinamente el frío se esparcía de su mano (que ya estaba helada) a todo el cuerpo. Los dedos, que debían desplazarse de modo preciso por el mástil de la guitarra, tenían la movilidad reducida, producto también de la baja temperatura generada por la lluvia.
La lluvia causaba una sensación mágica. La guitarra, producía un efecto armonioso.
Juntos, el sonido de la lluvia y el de la guitarra, si lograbas percibir ambos, mimaban el rincón más recóndito del alma.
Y Gonzalo esto lo sabía. Por eso tocaba la guitarra cuando, al día siguiente, su madre entró con los ojos llorosos y le anunció que su abuelo, con el que jamás tuvo contacto en toda su vida y del que solo tenía vagas y efímeras memorias, había muerto. No lloró, desde luego. Al tipo ni lo conocía. Pero sí se quedó boquiabierto, pensando, como era habitual en él, en las repercusiones. Cómo influiría a la familia, a su padre, por lo tanto a su madre, por ende, a él.
—Y... ¿cómo está papá?
—Francamente, no sé.
En realidad sabía. Sabía que lo que más lo alteraba a su marido eran las incertidumbres acerca de la muerte de Héctor. Acerca de cómo sencillamente la policía halló el cadáver yaciendo en el jardín frontal de la casa, sin ninguna herida superficial, sin ningún antecedente clínico. Un hombre saludable, que hacía ejercicio, sencillamente murió y ningún forense brindó un dictamen sobre la causa de muerte. ¿Cómo demonios había muerto Héctor Coutinho? Quizás, en el fondo, sabía con qué podía relacionarse ese misterio.
Pero no era probable. Habría evidencia. Bastaría con que le describan, aunque sea por teléfono, la muerte. Pero ni eso. Nadie sabe cómo murió.
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Algoritmos
Science FictionGonzalo es un chico que tiene poca relación con su familia. Tras la trágica y misteriosa muerte de su abuelo, los Coutinho se ven obligados a viajar hasta Santa Clara del Mar, una pequeña localidad ubicada a veinte kilómetros de Mar del Plata. Así...