Capítulo 10

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Cae inmóvil al suelo. Ya era la quinta vez que lo hacía. Cada vez se raspaba contra las baldosas con mayor intensidad y se levantaba con menos fuerza. Literalmente, Walter podía sentir su grado de debilidad en esa situación. La sangre en el piso, los moretones en su cara y en todo el cuerpo, las quemaduras... Todo lo dejaba en evidencia. Solo tenía un punto a favor.
-No sé cómo lo hacés, pero no te va a durar mucho, Walty. Hagamos algo, si me decís lo que quiero saber ahora, le digo a mi hijo que no lastime a tu señora y a Gonzalo, ¿qué te parece?
Walter escupió sangre. Luego se pasó la manga por la boca para limpiarse un hilo escarlata que le quedó colgando.
-Me parece que si Gonzalo domina el Cubo, el que va a pedir favores vas a ser vos.
Una espina del tamaño de una moto emerge repentinamente del suelo y atraviesa la clavícula de Walter. Las baldosas se rompieron y por las grietas caminan exuberantes insectos de varias especies. Éstos se bañaron en un líquido carmesí y fueron testigos de un grito desgarrador.
-Mi hijo encontrará el Cubo antes de que el inútil del tuyo haga el más mínimo algoritmo.

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