Él, amor de mi vida

Meses después.

Cristian me pregunta si lo quiero. Yo le digo que sí y no es mentira, solo que tampoco sé si es verdad.

Definitivamente algo siento por él. Pero no es él. No es quien fue el primer amor de mi vida.

¿Y si hoy él vuelve?... ¿y si me pregunta si lo quiero?...

¿Qué le voy a decir? Si, aún lo amo. O al menos eso creo. Tal vez es simplemente obsesión, porque él no me quiere y yo lo sé.

En este tiempo he tenido muchos amores, pero en todos, intento evocar su recuerdo. En cada rostro, en cada cabello oscuro, en cada sonrisa pícara, en cada mano robusta siento que regreso a su imagen, a su rostro, su olor.

Quizás hoy lo pienso incluso más que la primera vez que lo vi. Lo que siento ya no es lo mismo que en ese entonces y tampoco que lo que sentí después.

Lo he llorado, lo he amado y siempre por la mismas razones. Soñé escenas que nunca se concretaron y dije cosas frente al espejo que nunca me animé a gritarle en la cara.

Lo amo como amaba sus ojos marrones y como se iluminaban al reír, tanto como me divertían sus chistes brutos y tanto como disfrutaba sus abrazos por la espalda.

Lo extraño más que aquella vez que nos tiramos en la cama sin tocarnos y él me miro con ternura y pasó sus dedos casi imperceptiblemente por mi mejilla.

Lo deseo aún. Pero no a él, sino a lo que podríamos haber sido, a lo que no me animé que fuéramos, a lo que él destruyó.

Amo lo que sentí y busco volver a sentirlo.

Extraño la seguridad ciega y la esperanza ilusa del primer amor.

Deseo volver a encontrar a alguien que me haga sentir completa aún en tiempos donde no hay siquiera piezas para volver a armarme.

Deseo encontrar otro amor de mi vida y poder dejarlo ir.

Otra vez.

Pero esta vez, en serio.

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Hoy me levante y me peiné frente al espejo. Pensé que la cola alta que me había atado al cabello me quedaba bien y me hacía linda.

Hoy estoy lista para amar. Por hoy, al menos.