Reiji estiró sus brazos para atraer a Sakura a él, pero sólo tocó a la nada.
Sus ojos se abrieron rápidamente y se incorporó en la cama, Sakura nunca se había despertado temprano, y según sabía, tampoco estaba en sus planes hacerlo.
Salió de la cama, se vistió y se puso los lentes, aún medio adormilado, caminó buscando a Sakura.
- ¿Qué haces? - preguntó en un bostezo al verla sentada leyendo en un sofá, con la cabeza colgada y a su lado comida.
La castaña dejo de leer y lo miró, sonrió y dejo de estar con la cabeza colgada en el sofá. Se quedó observándolo un momento, pensando en lo condenadamente atractivo que se veía recién levantado.
- Estoy leyendo, ¿no es obvio?
- Eso ya lo sé. ¿Te esta gustando el libro? - preguntó al ver la portada del libro y reconocerlo.
Sí, ya lo había leído. No le había gustado ya que se trataba de romance y él no creía en el amor, pero en ese tiempo aún Sakura no llegaba a la mansión.
Recordó el libro; el chico era muy estudioso, servicial y...
¡Ahora todo tenía sentido! Sakura había leído el libro sólo por el chico. Ese chico se parecía a ese tal «Sebas-chan», Reiji se regañó internamente por no haberlo quemado antes.
- Sí..., es muy...entretenido - Sakura soltó una risa en voz baja que el pelinegro no alcanzó a escuchar.
- ¿Solo lo estas leyendo por el chico, verdad? - preguntó, acomodándose los lentes y dando un suspiró.
Sakura se ruborizó.
- Un poco...- reconoció-, ¡Es que el chico es tan guapo!
- Ugh.
Sakura dejo de lado el libro y lo miró riendo.
- ¿Por qué eres tan celoso?
- Ya te lo he dicho. No me agrada oír cómo mi mujer se la pasa hablando de chicos. Es irritante.
Sakura rió suavemente.
- Ven aquí. - Palmeó con suavidad a su lado.
Reiji se sonrojó pero no desobedeció.
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- ¡Eras tan lindo de pequeño! - chilló enternecida al recordar una fotografía de él cuando niño.
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- ¿Era? ¿Ya no soy lindo?
- Eres lindo, no, eres guapo. La pubertad te hizo bien. - lo codeó con su brazo, lanzándole miradas pícaras.- ¡Cómo me gustaría tenerte de pequeño!
- ¿Sabes?...- Reiji se acercó a ella, con una gran sonrisa-, podemos hacer que tengas un mini yo.
Pequeñoextra:
- Oye...
- ¿Uhm?
- La pubertad también le hizo bien a tus hermanos.
