¡¿ACABA DE DECIR QUE...

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Dr. Dover POV

Mientras estaba sentado en la cafetería almorzando, miré la hoja de papel que tenía frente a mí, observando el horario de mis citas de la tarde. Un nombre en particular estaba frente a mí; la familia Cullen.

Al estar en un nuevo hospital, no conocía muy bien al Dr. Cullen, pero en mi primera semana me había invitado a acompañarle a la cafetería unas cuantas ocasiones, y parecía bastante amable. Durante nuestros almuerzos, el mencionaba lo que ocurría en su casa y me sentí bastante honrado cuando me pidió de ver a su familia en terapia. Tenia entendido que había adoptado unos cuantos adolescentes, lo cual me impresionaba siendo que era tan joven. Asumí que tendrían todas las mismas edades y no pude imaginar a mi esposa teniendo cinco adolescentes corriendo por la casa. Ya nos era bastante difícil acordarnos de alimentar al perro y al pez dorado regularmente.

Me apresuré con el almuerzo, esperando tener unos minutos para poder responder mis e-mails antes de tener la sesión con los Cullen. Salté dentro del elevador y me dirigí a mi oficina cuando vi al doctor Cullen y a su esposa, asumí, sentados en las sillas de la sala de espera, se veían bastante nerviosos. Podía imaginar que esto era bastante estresante para ellos, pero me sentía seguro de poder ayudarlos a trabajar sus problemas. Entré a la puerta trasera de la oficina y vi a mi secretaria Stephenie fascinada con otro de sus libros nuevamente.

-¿Qué estamos leyendo hoy, Stephenie? ¿Otra novela de romance? ¿Fabio también está en esta?- le bromeé.

Sin levantar la vista de su libro, cambió la página y contestó. -Hoy no hay Fabio alguno, Dr. Dover...esta vez son vampiros.- Dijo con una sonrisa y enterró su nariz en el libro.

-OK, bueno después de que Drácula muerda a su reciente victima, podrías asegurarte de acomodar al Dr. Cullen y a su familia en la sala de conferencia. Estarán aquí en cualquier minuto y en total serán ocho.

-¿Va a venir el Dr. Cullen?- chilló Stephenie alegremente. Inmediatamente dejó el libro en el suelo y comenzó a aplicar una nueva capa de maquillaje en su rostro. Mientras me aleje, le vi peinándose el pelo rápidamente y arrojándose una goma de mascar en su boca. Supongo que alguien estaba enamorada. Solo esperaba que no se lanzara frente a toda la familia. Eso no sería un buen comienzo para nuestra sesión...

Señora Cullen, lamento que mi secretaria se haya lanzado a su marido cuando entró por la puerta. Espero que sus hijos no queden marcados de por vida...entonces cuénteme sus problemas.

Estaba chequeando la computadora, cuando oí a Stephenie guiarles hacia la sala de conferencias. Estaban bastante tranquilos. Solo podía escuchar a Carlisle cuando entraban a la habitación. Estaba terminando con mi último e-mail cuando escuché risas desde la sala de conferencias. Salí de mi oficina y miré a Stephenie quien se sobresalto al oír que las risas eran con más fuerza.

-Estaban bien cuando me fui...–dijo inocentemente y rápidamente volvió a su libro. Escuché un fuerte golpe.

Tomé la tabla de apuntes, una nueva carpeta de la repisa y un block de notas en blanco, y me dirigí a la sala de conferencias donde podía escuchar las risas con más fuerza. ¿Qué diablos es tan gracioso? Pensé para mi mismo, mientras que con cautela abría la puerta.

Carlisle y su esposa estaban sentados formalmente en sus sillas viéndose bastante avergonzados mientras miraban a sus hijos. Una de los chicos, quien parecía un físico culturista, estaba recostado contra la pared, riendo y sacudiéndose violentamente, creí que mis diplomas caerían al suelo. Preguntar a ese por esteroides, pensé para mi mismo.

Otro de los chicos, quien parecía ser el más joven, estaba recostado en el suelo riendo histéricamente. Asumí que se había caído de la silla que estaba vacía a su lado. Eso explica el fuerte ruido. El tercer chico era un rubio larguirucho que sostenía su estomago mientras señalaba al enorme chico que estaba en la pared. Todas las chicas estaban con sus cabezas enterradas en la mesa, golpeándola mientras se reían.

Terapia familiar al estilo CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora