PARACAÍDAS

70 9 2
                                    

Simplemente dame alas, y si tenemos suerte aprenderemos a volar juntos.
Siempre fuiste una chica con los nervios de acero, de esas que te sacan sonrisas hasta cuando te evades del mundo, de las que no tienen miedo a nada, ni a los monstruos de debajo de la cama ni a los suyos propios. De las que perdonan todo, ya que prefieren vivir la vida disfrutando al máximo. Siempre fuiste así, tan tuya y a la vez tan mía, siempre fuiste de esas a las que les gusta volar sin paracaídas. Y ahora, soy yo el que quiero emprender el vuelo, pero a tu lado.

Supongo que ya es tarde para enmendar errores, para abrir los ojos, para ver que todo lo que estaba a tu alrededor emanaba una paz que es difícil, casi imposible de explicar. Que los días se hacían cortos si se pasaban entre tus piernas y que el latir de tu corazón pegado a mi oreja, ya era una tradición en las tarde de invierno.

Ella, un puro desastre, y yo, no sé en qué me he quedado yo.

Punto y finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora