Solo yo sé cuántas veces he dormido con el deseo y la esperanza de no despertar. Y al siguiente día, abro los ojos, vuelvo a ver la luz solar y siento de nuevo el peso de la realidad.
Somos fugitivos, huimos de nosotros mismos, por miedo a ver la realidad tal y como es, cerramos los ojos y escapamos, y en cuanto los abrimos, las cosas no están tal cual las dejamos.
Estoy acostumbrada a ver todo negro, a no encontrar luz al final del túnel. A seguir adelante por mucho que andar duela, pero siempre bajo una coraza, una máscara, ya que ocultar así mi fragilidad es mucho más fácil.
Todos vivimos bajo esta máscara, ya que nadie quiere sacar a la luz cada una de sus ruinas, nos mentimos a nosotros mismos y aparentamos vivir en un estado de completa felicidad, con el único objetivo de ocultar, que en el fondo todos somos iguales, escombros, un cuerpo en ruinas.
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Punto y final
RomansaDiferentes maneras de pensar en el amor. Vivir sin paracaídas, sin freno de mano, con el único deseo de no darse de bruces contra la realidad.