La lluvia caía como metralla sobre el techo, la noche había llegado y con ellas las oscuras sombras que invadían mi cuarto. No sabía qué clase de cosas soñaría esta vez, en la tarde tuve uno muy confuso, sin embargo no hubo ninguna muerte de por medio esta vez.
El sueño me venció de nuevo, cada vez me era más difícil regular mi descanso, era capaz de dormir con mayor facilidad.
Desperté sobre la hierba fresca rodeado de flores, un cielo de color vainilla se alzaba sobre mí con un aspecto sideral, miles de estrellas brillaban en ese onírico firmemente donde también reposaban planetas desconocidos y una gran luna gris que parecía ocultarse entre las flores de ese campo casi infinito en el que estaba acostado.
Un gran árbol, grueso y frondoso se erigía frente a mí, una chica delgada me miraba con unos ojos castaños como las hojas secas que caen grácilmente en otoño, una leve sonrisa se dibujaba en su rostro mientras caminaba lentamente hacía mí, su largo cabello castaño oscuro era mecido ligeramente por un suave y fresco viento, su vestido blanco con estampado floreal se ondeaba con el aire. Sus canillas se perdían entre las flores rojas, azules, amarillas y rosadas que sobresalían de la hierba.
—Bienvenido nuevamente Isaí—Saludó mientras se acercaba y extendía su mano hacía mí.
—Reconozco este sitio—dije a la vez que me levante por mi propia cuenta. —¿Quién eres tú? También te he visto antes, creo...
—Isaí—pronuncio mi nombre como si de un suspiro se tratara, dejando una pausa antes de continuar. —Deberías reconocer este lugar, deberías recordarme a mí. Pero aún sigues dormido, algo dentro de ti lo ha olvidado, un recuerdo agudo y doloroso se esconde en tu corazón, lo enterraste y lo diste por muerto. Lamentablemente—cerró sus ojos, su expresión se veía relajada y tranquila—los recuerdos siempre terminan emergiendo.
—Deja de divagar y dime de una vez, ¿Quién eres? —Pregunté exaltado, sus ojos parecían brillar con satisfacción, como si mi respuesta fuera justo la que esperaba.
—Un poco más de esa vivacidad, un poco más de esa verdadera esencia tuya y despertara en ti lo que con esfuerzo has ocultado. Pero no te preocupes, no eres el único ni el ultimo que decidió olvidar. Tú despertaras aquello que ha dormido en las profundidades de las mentes de las personas. Isaí, es hora de que seas fuerte y dejes de esconderte. ¿No has esperado suficiente tiempo?
—Sigo sin tener idea de que hablas, maldita lunática.
—¿De verdad? Yo creo, que en el fondo sabes de que hablo. ¿En cuántos pedazos tu alma se habrá fragmentado noche tras noche? ¿Cuánta oscuridad albergara tu humanidad? Has entrado en la mente retorcida de crueles y despiadados asesinos, has visto la depresión cobrarse vidas, testigo de almas quebrantadas, de dignidades aplastadas, has visto inocentes morir y manos mancharse de esa sangre, has sentido en carne propia lo que es la ansia, sí, la ansía de asesinar, destrozar, desmembrar, desgarrar y violar cada centímetro de una persona, degradar, destruir, eliminar todo rastro de aquello que te hace humano. Has sentido el dolor de miles de personas, has visto el infierno, has escuchado el clamar de miles de almas suplicar por sus vidas, has sentido el energizante placer de quitar vidas, has tenido erecciones haciéndolo, te has masturbado copiosamente sobre ellos, has devorado de sus carnes, has hecho cada inmundicia escrita y por haber y sin embargo sabes que no lo es todo, aún no es el límite. ¿Has perdido la fe en la humanidad? ¿En Dios? ¿En cuántos trozos tu alma ha sido fragmentada Isaí? ¿Puedes sentir tu propia fragilidad? ¿Puedes sentir como caes en pedazos? ¿y sabes cómo te sientes? ¿Qué es exactamente como te ves tú mismo?
—Como una cascara vacía...
—Sin vida, sin valor, muerto ¿para qué vives Isaí? ¿Por qué aún sigues con vida? ¿Qué esperas ganar?
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Un mundo fragmentado: El rincón de los sueños
Mistero / ThrillerIsaí es un joven tímido y reservado que prefiere pasar sus días en casa sin ninguna ambición en su horizonte una vida apacible contrastada por grotescas y violentas pesadillas que lo acechan al dormir. La verdad detrás de aquellos sueños vuelven a...