Capítulo VIII - Conociendo a Thiago

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Antes de que se hiciera de noche, subí a un carro y le dije al chofer que me llevara a la calle Wooster, de nuevo, a cualquier cafetería.

Llegué a la cafetería y no estaba seguro si lo iba a encontrar ahí, igual probé suerte y si encontré a un Thiago, pero no era el que buscaba, salí del lugar, y el chofer me estaba esperando. Le dije que me lleve a otra cafetería, y a otra, y a otra.

Estuve en ese plan por un buen rato, ya estaba perdiendo las esperanzas de encontrarlo. Por lo menos habré entrado en unas diez cafeterías. Ya se había hecho de noche. Ingresé a una cafetería más y pregunté por Thiago y me dijeron que nadie con ese nombre trabaja ahí, desanimado me senté y pedí un café. En eso se acerca una chica que había escuchado todo y me dijo que conocía a Thiago porque estaban en la  misma clase de música. Le pedí la dirección del lugar, al principio se negó, luego logré convencerla y me la pasó.

Llegué al lugar y sólo quedaban tres chicos ensayando, supuse que uno de ellos era Thiago, esperé a que terminara para acercarme. Una vez acabado el ensayo, me acerqué a el.

- ¿Nos conocemos? - Preguntó
- No. Hola, soy Daniel Barbieri.
- Hola, soy Thiago. ¿Y piensas apuntarte para ésta clase?.
- No, en realidad te estaba buscando.
- ¿Por qué?
- Verás, soy psiquiatra y tengo una paciente a la que la atraes-Creo que fui muy directo.
- ¿Cómo se llama?
- Kendra Sanders.
- Me suena, creo que la atendí un par de veces en mi antiguo trabajo. Pero no hablábamos mucho.
-Ya, quiere suicidarse.- comenté.
- ¿Por qué?
- Cree que ha hecho algo muy malo y se siente culpable.
- Ojala pudiera hacer algo para ayudarla. Quizás no te sirva de mucho pero una vez la encontré en la librería Bartes Books.
- ¿Dónde está?
- Cerca, te puedo llevar hasta allá si deseas, ven.

Acepté y bajamos las escaleras, parecía no tener fin, luego le perdí el rastro a Thiago, comencé a llamarlo y no respondía nadie, bajé apresuradamente y me resbalé, golpeándome la cabeza, y en ese pequeño lapso, vi en mi cabeza imágenes de Kendra, con su familia y una voz que decía "Todavía sigue aqui". Luego desperté un poco adolorido y subí  de nuevo las escaleras.

Logré salir de ese lugar y me encontré otra vez con la misma escena de hace un rato, los tres chicos ensayando. Me asusté y salí apresurado.

Yo No Pertenezco AquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora