Capítulo 21: Tiempos efímeros

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El aire fresco entraba por la ventana, moviendo suavemente las cortinas casi trasparentes de aquella habitación silenciosa. El sol iluminaba parte de la habitación, iluminando parte de la puerta y de los muebles que estaban en perfectas condiciones. El sonido de algunos insectos parecía un arrullo muy alegre en esa tarde tan soleada.

El muchacho de cabellos negros se encontraba acostado en la cama, con cables que lo unían en una máquina para poder detectar los latidos de su corazón. Todo estaba normal, él estaba estable mientras permanecía dormido en esa cama. Yuu se movió un poco, abriendo con lentitud sus ojos hasta ver por aquella ventana. Parpadeó varias veces, intentando tomar conciencia del lugar en el cual se encontraba. Entonces miró al otro lado, encontrando con par de ojos carmesí que lo observaban en paz, sosteniendo una de sus manos.

Recordó el campo de batalla y la sangre, luego los ojos de la persona que estaba a su lado. Era verdad, Mika se había transformado solo por él. Una sonrisa salió de sus labios al verlo en perfecto estado y su mano pasó con lentitud por la mejilla ajena.

—Buenos días —saludó.

—Por fin despiertas.

—Supongo que estaba cansado-respondió aun con la sonrisa en sus labios. Acarició despacio la miró que sostenía la suya y miró el techo—. ¿Dónde están todos?

—Estaban desayunando, recién amaneció hace un par de horas. Habían estado aquí pero les dije que era mejor que fueran a tomar una ducha y comer algo. No has despertado en unos días. ¿Sabes? En realidad tienes a todos muy preocupados.

- ¿De verdad? No era mi intención —respondió Yuu, aun con una sonrisa en sus labios. Se removió entre las cobijas para levantarse, siendo de inmediato ayudado por el vampiro.

—No creo que sea una buena idea —habló Mika—. Estás muy débil.

—Creo que debo salir —habló Yuu—. Necesito moverme, no me gusta estar postrado en cama y creo que ya he preocupado mucho a los demás.

—No, necesitas descansar. Yo voy a avisarles que te encuentras bien y que estás descansado hasta que te sientes mejor. Ahora acuéstate.

Yuu afirmó con la cabeza, obedeciendo cuando sintió que no tenía las fuerzas suficientes para mantenerse en pie. Mika se aseguró que estuviera cómodo antes de dar la vuelta.

—Mika —habló Yuu. El rubio dio la vuelta para acercarse—. Más cerca—. Dijo Yuu, el otro hizo caso esperando escuchar algo.

Yuu pasó una mano por la mejilla de Mika, acercándose para besar su frente.

—Gracias por quedarte —dijo en una sonrisa. Después de eso recibió como respuesta otra sonrisa y Mika terminó por desaparecer a través de la puerta del lugar. El muchacho de cabellos oscuros miró por la ventana antes de acostarse. Intentó recordar todos los sucesos antes de perder la conciencia en el campo de batalla. Pero la mayor parte era un enorme hueco vacío.

Sabía que su último deseo antes de aceptar el serafín dentro de él fue que Mika estuviera a salvo, por eso le dio su sangre para que pudiera curarse y seguir. También recordaba haber volado, sentir una tranquilidad aparente. Pocas imágenes de él peleando estaban en su mente. Ni siquiera sabía que estaba ocurriendo actualmente con los humanos.

La puerta de la habitación se abrió, Mika pasó primero con una bandeja de comida en sus manos y detrás de él todo el equipo de Shinoa. Sus ojos verdes percibieron como Yoichi y Kimizuki habían entrado tomados de la mano, Yoichi con algo de timidez y Kimizuki con su rostro sonrojado y mirando en otra dirección. Yuu se alegró de verlos a ambos juntos por fin. Después de tantos días de presión, mal ambiente y consolar las lágrimas de Yoichi creía que era momento de que ambos fueran felices juntos.

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